CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (No 37)
Las intermitencias de la vida y de la muerte

Hoy que las neuronas de trabajo están localizadas en la muerte y sobre todo en los muertos, valdría la pena releer a Saramago, aunque sea para sobre llevar la cuarentena.
Otro venerado escritor, Jorge Luis Borges, escribió "El Inmortal", una historia fascinante sobre la "fuente de la eterna juventud" y sus nefastas consecuencias (aunque a primera vista, nadie desea morirse, pero tampoco vivir eternamente)
Hoy 09.06.2020, este cronista ha encontrado que 7.2 millones y 408,000 han muerto por el SARS-CoV-2, y seguiremos contando. Y siguen llegando al móvil noticias sobre alguna persona, conocida o familiar, que recién ha fallecido. Y no deja de sorprenderme el impacto de la muerte, en contraste con el valor de la vida.
Mi oficio de psicoterapeuta me ha permitido acercarme de primera mano, a las intermitencias de la vida, de nosotros, como especie humana, tantas y tantas inconsistencias para no ser feliz, ni disfrutar de la aventura de la vida. O quizás no es así?
Qué es más importante que la vida? Porque la muerte atormenta tanto a los humanos?
He procurado buscar definiciones que ayuden a comprender estas paradojas. La vida es entendida como "la capacidad de administrar los recursos internos de un ser físico de forma adaptada a los cambios producidos en su medio, sin que exista una correspondencia directa de causa y efecto, entre el ser que administra los recursos y el cambio introducido en el medio por ese ser, sino una asíntota de aproximación al ideal establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su consecución completa por la dinámica del medio". Una definición difícil para ser comprendida por este cronista. Otras simplifican el tema, proponiendo es un estado intermedio entre el nacimiento y la muerte. Tampoco parece una definición que satisfaga y reúna todos los requisitos de "algo" tan complejo, como es la vida.
Básicamente, los seres "vivos", pensamos, actuamos, reaccionamos a estímulos, disponemos de mecanismos para adaptarnos y funcionar, al menos a partir de determinada edad. Somos producto de la unión de cromosomas, un enjambre billonario de células, sustancias químicas y eléctricas, capaces de enviar equipos sofisticados al sol o a los "agujeros negros", pero también responsables de tortura, asesinatos, venta de órganos, pedofilia, prostitución infantil, destrucción de la naturaleza y la creación.
La actual pandemia es quizás un ritual de la naturaleza para que aprendamos a valorar la vida, o para comprender la fragilidad y el riesgo inherente de morir. Quizás los Sapiens del 2050 tengan las respuestas, o nuevas preguntas.
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