CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (4ª parte)
Dos pandemias, dos mundos
Las pandemias, como todos los horrores de la historia, tienen un denominador común: los afectados son los pobres de siempre, en el lenguaje del s XXI, los inmigrantes, los millones de desempleados, los carentes de seguros médicos privados, y ahora, el grupo etareo que occidente menosprecia, los ancianos con enfermedades crónicas, el grupo con mayores costes en el presupuesto de pensionados. Es grotesco, ver las publicaciones de las celebridades, viviendo el “aislamiento social” en sus mansiones, con bodegas de alimentos, vinos y medicinas, mientras el tercer mundo y los desamparados de la tierra, viven con o sin cuarentena, hacinados, sometidos al abuso fisico, psicológico y sexual, por familiares y personas de confianza. Dos pandemias en dos mundos completamente diferentes.

La estratificacion de los datos de contagios por distrito en NY, según os registros del Departamento de Salud, muestran cómo el virus está golpeando con más dureza a las zonas más humildes. En un dia promedio de marzo había alrededor de 616 casos confirmados por cada 100.000 habitantes en Queens y 584 en el Bronx, frente a los 376 de Manhattan. Y dentro de Queens, el código postal malditos 11.368, que cubre un área llamada paradójicamente “Corona”, y el 11.370, Elmhurst Este, con menor número absoluto, pero mayor incidencia (12 por cada 1.000).
El ingreso medio se esos hogares se sitúa en los 48.000 dólares, frente a los 60.000 de media en el conjunto de la ciudad, según los datos del censo de los EEUU.
¿Y que decir de América Latina?, continente con profundas disparidades e inequidad social, desde México hasta Brasil. La pandemia inició el 26 de febrero en el gran pais del sur y a inicios de abril ya cuenta con 26,000 casos y 54,000 muertes, una cifra mucho menor, en contraste con los paises del primer mundo.
¿Cómo enfrenta la pandemia el inframundo?, según los expertos, con una mezcla de resiliencia y sentido de humor. “O me mata el Covid 19 o me mata el hambre dice una vendedora ambulante, “prefiero que me mate el virus, pero necesito salir a trabajar”.
Mientras el primer mundo combate la pandemia con sus mejores recursos técnicos y económicos, el inframundo reza y apela a la “suerte”, tras décadas de brutales dictaduras militares, desastres naturales, immunidad adquirida, sin renunciar a la mascarilla y el aislamiento “cuando se puede”. Dos pandemias, dos mundos, asi ha sido y asi será, por los siglos de los siglos. Y como suelen decir las abuelitas “mientras hay vida, hay esperanza”. Guayaquil con casi 7000 casos y cientos de fallecidos, no ha podido decir lo mismo.
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