Juventud, divino tesoro!!

Diversas personas han escrito al blog de La Prensa compartiendo desde diversas perspectivas el papel de la familia para la formación de valores en nuestra juventud, un tema apasionante para todos, de manera particular en Nicaragua, un país poblado en su mayoría por niños, jóvenes y adolescentes.
Cientos de estudios científicos han subrayado el rol insustituible de la familia como la primera escuela, el sitio fundamental de aprendizaje, el hábitat que forja como un sello nuestras primeras experiencias en el caminar como seres humanos.
Ciertamente vivimos una nueva época donde el acceso a la tecnología de información y comunicación, el marketing cultural que nos imponen los medios de comunicación, la industria globalizada, la llamada “crisis de valores” y el “fin de las ideologías”, han influido en el pensamiento y la acción de los jóvenes.
Podemos estar o no de acuerdo con las causas del fenómeno, pero de lo que pocos dudan es acerca de la incertidumbre, el “no saber que hacer” y el “vacío” de una parte de nuestra juventud. Y hay crecientes evidencias que la familia, y en particular los padres somos los responsables, sobre todo con el ejemplo personal, de sembrar la semilla de los valores y los principios en nuestros hijos e hijas.
Cada uno de nosotros somos lo que somos por nuestra historia personal, por los conocimientos, valores y experiencias que hemos aprendido o desaprendido.
El tema de la juventud no debe ser una preocupación solo de los educadores, sino de todos, padres de familia, iglesias, organizaciones sociales, medios de comunicación, y por supuesto de los propios jóvenes.
Ante el dilema de una juventud cegada por drogas, violencia e indiferencia, apostamos por una juventud propositiva, capaz, innovadora, entusiasta, y con valores de honestidad, responsabilidad y amor a Dios y a la vida que El nos ha regalado. Como ya se ha dicho, lo peor de vivir no es morir, sino vivir como si estuviésemos muertos, y una juventud vacía, muerta espiritualmente, es lo peor que le puede pasar a un país.
Invitamos a los lectores de La Prensa a contribuir a este debate.

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