A Mauricio Abdalah


Tu nombre llevaba el viejo hospital de Chinandega/
tu nombre lleva una sala del hospital de la policía en Managua/
tu nombre lleva una calle del Reparto Las Palmeras en Chichigalpa/
¿pero que importa todo eso?

Es que acaso buscabas el reconocimiento o el aplauso?/
Los que te conocimos sabemos que no querías aparecer en la foto, no querías llamar la atención,
¿Pero como no hacerlo?
Te delataba la mirada, la sonrisa, la complicidad, el amor/

Hoy que estas allá, en el cielo/
te digo que todo valió la pena, todo/
nos quedamos con tu actitud, tu coherencia, tu pasión por la vida, tu ejemplo/

Gracias turco, hermano del alma/
dejame llorar un momento/
dejame desahogarme, dejame por favor/
dejame escuchar "el maniquí" de Sandro/
dejame tomarme un trago de ron/
dejame recordar el vaso de chicha que me comprabas en el mercado central de León/
dejame que cuente que me pagabas el pasaje, que me dabas de comer, que me salvaste la vida

Gracias turco, gracias por tu sacrificio y tu amor/
y perdón por mis lagrimas/
dejame llevar esperanza (o algo de comer) a los niños y a los pobres/
dejame abrazarlos esta navidad y contarles que existió un médico de 22 años/
que murió para que ellos vivieran y crecieran y amaran y estudiaran, bajo este hermoso cielo azul de tu amada Nicaragua.

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