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Mostrando entradas de 2021

DOS HERMANOS

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Juan nació diez años antes que Pedro. El séptimo hijo, dos ausentes, uno por muerte prematura, otro por esas cosas de la vida. No se conocía el padre de los seis primeros. Pedro fue el "hijo amado" como el de La Biblia. Juan fue el mayor, por consiguiente, le correspondió hacerse cargo de los menores. Asumió esa responsabilidad sin protestar. A la vida no se le puede imponer nada.   El padre del hijo menor era como los ojos de su cara, de manera que recibió amor por duplicado, además de escuela, ropa, medicinas, protección. Tres años después del nacimiento de Juan, el hijo mayor se fue de casa. Salió sin herencia, a diferencia del hijo pródigo de la sagrada escritura. Era pequeño aún, pero intuitiva o aleatoriamente, se dio cuenta que debía buscar su futuro en otros lugares. Treinta años después volvieron a encontrarse. Eran hermanos distantes, sin afecto ni empatía. Unidos por genes, no por amor. El uno era casi la antípoda del otro. Sin casi darse cuenta, fueron cultivando

GRACIAS (1a parte) DRAFT

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 1. AMOR Y ODIO ( Una mujer dijo a un hombre:/   -Te amo./   Y el hombre respondió:/   -Mi corazón se cree merecedor de tu amor./ Y la mujer habló:  / ¿No me amas?  / Y el hombre solo elevó sus ojos hacia ella y calló./ Entonces la mujer gritó:/- Te odio.  / Y el hombre dijo:  / -Pues, entonces, mi corazón también es merecedor de tu odio./ (Khalil Gibran) !THELMA, APARTÁ LAS MOSCAS! "Thelma, apartá las moscas", insistía mi abuelita a mi madre, una adolescente con su hija recién nacida, en los caseríos del Ingenio San Antonio. Era el inicio de la década de los 50. La pequeña niña estaba acostada en la hamaca, mientras decenas de moscas se agrupaban en los sucios mecates de ambos lados. Mi madre celebraba sus quince años meciendo a la niña, mientras con un trapo viejo, espantaba al nutrido enjambre de moscas, que a cada momento se agrupaba alrededor de la joven madre y su hija recién nacida. Eran tres mujeres, mi abuelita Chepita, mi madre D Thelma y mi hermanita, nacida del ab

¿Querés invitarme a una taza de café'

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El texto del móvil me sacó del ensimismamiento habitual: ¿Querés invitarme a una taza de café?. No lo pensé dos veces y le respondí: ¿Por supuesto, dónd e?. Llegué, la esperé 7 minutos, se sentó, sonrió como niña traviesa y me dijo: "Pensé no ibas a venir". La quedé viendo a los ojos y los labios y pregunté: ¿Capuccino? y "un trozo de pastel de chocolate" respondió, y siguiendo el juego de la seducción, me dijo ampliando la sonrisa: "tu preferido, ¿no?. "Vos sabés lo que me gusta", asentí. Nos acomodamos en los asientos. Hacia un poco de frío. Era el final del otoño, las hojas de los árboles tenían esa tonalidad gris marrón que me fascina, y creí escuchar la voz de Mercedes Sosa. "Te acordás" le dije. "Nuestra música de medianoche, cuando nos conocimos", asintió, sin dejar de  sonreír. "Sabés que siempre me ha gustado tu sonrisa", le dije, hundiéndome en sus grandes ojos negros. "¿Mi sonrisa o mis labios?" me di

PEQUEÑAS HISTORIAS DE AMOR Y GUERRA

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Las bombas caían en las principales ciudades, los disparos y ráfagas de ametralladores silenciaban los días y despertaban por las noches. La comida era escasa, pero el miedo se apoderaba de todos. Se escuchaban noticias confusas. Casi todos se refugiaban en las casas. En la calle, de repente se veía a los combatientes, agazapados de las balas enemigas y los francotiradores. Era el mes de Junio, pero nadie sentía calor. El clima y el tiempo parecía detenerse. La incertidumbre caminaba a la par de la salida del sol. Y poco a poco los disparos fueron cambiando por gritos de júbilo: el tirano huía, la gente salía a a las calles, una nueva vida iniciaba para todos. El pequeño pueblo había sido "liberado" y los abrazos se confundían con el dolor por los muertos, en su mayoría adolescentes. Ella apareció una mañana tocando con su guitarra música de Daniel Viglietti:  "Escucha, yo vengo a cantar           Por aquellos que cayeron.      No digo nombre ni seña,      Sólo digo comp

Los paradigmas de las historias personales.

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Voy a contar una historia, una historia en el contexto de un paradigma. Estoy convencido que todos los humanos contamos y vivimos historias bajo los paraguas de lo que hemos recorrido a lo largo del camino, ya sea bajo los lentes del conocimiento-“nuestras verdades aprendidas”, las percepciones-“nuestros puntos de vista sobre la realidad” y experiencias-“nuestras prácticas sobre la realidad”. Se trata de una historia entre un hombre y una mujer, dos humanos, dos sexos, dos géneros, dos paradigmas. En realidad se trata de dos historias contada y escrita por uno de los protagonistas. No habrá nombres, los nombres importan mucho menos que la historia en sí misma. En esta primera parte tratare de focalizarme en el contexto. No se trata de una historia con un “final feliz”, en la vida todo es tan relativo y a la vez tan simple que no nos damos cuenta que la mayor parte de nuestras búsquedas se encuentra cerca de nosotros o porque no decirlo de una vez, en nosotros mismos, buscamos

LAS TRANSICIONES EN LA VIDA

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  La vida, tal como la conocemos, está sujeta a transiciones, cambios, similar al currículo de un niño en la escuela, que va de un nivel a otro. Cada transición tiene una enseñanza y formas para afrontarlas. Infelizmente pocos hacemos uso de este conocimiento y no desarrollamos las habilidades necesarias, para transitar de una etapa a otro, de la mejor manera posible. Los niños deberían ir a la escuela y JUGAR todo lo que puedan. No me refiero a video juegos ni nada parecido, sino al aire libre, tras una pelota. Y deben aprender a obedecer a sus padres, cuidar de su cuerpo, desarrollar hábitos relevantes para su vida: educación, respeto, amor por la lectura, educación artística, deportes, etc Los adolescentes, tienen como tarea central, la auto identidad, descubrir quienes son, encontrar el sentido de su vida, y transitar el mundo de la sexualidad con NATURALIDAD, sin tabúes ni mentiritas piadosas. Es clave desarrollar los valores de la disciplina, responsabilidad, inteligencia emocion