2010: El año de la muerte de José Saramago.

Hace algún tiempo en Nijmegen (Holanda), en la biblioteca de la Dra. Francoise Barten encontré "Levantado del Suelo" de José Saramago, quien me acompañó a través de La Caverna, Ensayo sobre la Ceguera, El evangelio según Jesucristo, Caín, El Hombre Duplicado, Intermitencias de la muerte, Ensayo sobre la lucidez, el año de la muerte de Ricardo Reis y tantas otras historias, donde aprendí del maestro su talento narrativo, su visión del mundo y su firmeza ideológica.

En mi Nicaragua natal un cantautor llenó con la voz de su hermana Katya Cardenal, las canciones más hermosas dedicadas al amor y a la vida, con ellos disfruté de "Si buscabas", Guerrero del amor, Dame tu corazón y tantas canciones que llegaron directa a mi alma.

Y en el sur de nuestra América leímos una vez más los poemas de Mario Beneddeti, "si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo", poemas que marcaron mi juventud y mi vida.
Con ellos, entre música, poesía y narraciones ha transcurrido este anciano 2010: un periodo de cambios y reflexiones. En mi caminar he vuelto a mi querido León, focalizado ahora en las tareas de la edad madura del hombre: amar.

Una vez más la vida me ha mostrado muchos rostros este año: retorné al desempleo, viví momentos oscuros, caí y me he levantado de nuevo, inicié la tesis de mi segunda maestría, abrí mi consultorio psicoterapéutico, recobré el cariño de mis hijas, aunque aún sigo en deuda con Ernesto, mejoré la comunicación con mi madre y tengo el firme propósito de vivir con intensidad en este 2011 cada pedacito de mi aquí y mi ahora, la convicción de estar y sentirme bien conmigo mismo, el alimentar constantemente a mi alma y renovar mi alegría, mi entusiasmo y mi amor por la vida.

Por ahora desde la hermosa ciudad de Puebla y en la compañía de mi hermanita y maestra, Sylvia Elena, he encontrado la sanación necesaria para seguir construyendo mi realidad.

Un abrazo a todos, por un 2011 lleno de amor para compartir, de paz interior para alimentar el alma y de mucha prosperidad para hacer realidad los sueños.