Ministerio "Unidos por siempre"

A mediados del 2011 por el azar divino y misterioso de la vida conocí al ministerio "Unidos por siempre", un grupo de hombres y mujeres viviendo en matrimonios restaurados a la luz de la palabra de Dios. Un ministerio caminando en un mundo secular, donde el pragmatismo, el hedonismo y la búsqueda del bienestar económico, parecen ser las banderas del ser humano del S XXI. Todo comenzó en una noche de TV, cuando revisando los canales me encontré una pareja hablando de su propio matrimonio y el proceso personal para superar las heridas y experiencias del pasado, para vivir ahora de forma plena y transparente, en amor en unión con sus hijos. Al inicio por curiosidad terapéutica los seguí observando, sobre todo cuando invitaban a otras parejas, a compartir públicamente sus testimonios, sobre todo el modo de vida y las acciones necesarias para restaurar vidas destruidas por el adulterio, el alcoholismo, la violencia, la drogadicción, la irresponsabilidad y otras formas, en las que hombres y mujeres, pero particularmente, nosotros, los esposos, solemos recurrir en algún momento de nuestras vidas. Por mi rol político en la década de los 80, conocía a Luis Enrique Rodríguez, un jefe militar de Nicaragua, un hombre jovial, bromista, de un eterno buen humor, que había conocido con una alta responsabilidad en los mandos de la Policía Nacional de la época, él era el conductor del programa. Pensé que si un hombre con una historia y una edad similar a la mía, había cambiado su vida y restaurado su matrimonio, yo también podía hacer lo mismo. Una buena parte de mi vida la he dedicado a experimentar la mejor manera de vivir, de alguna forma u otra había llegado a la conclusión que requería una relación sexual satisfactoria, con una mujer guapa que me atrajera física e intelectualmente, pero también me había convencido que necesitaba de mi esposa y mis hijas, de su contacto y cariño, en algún momento concluí que debía preservar mi matrimonio pero disponer de una amante, así conservaría lo mejor de ambos mundos, el placer de la familia y el placer de lo prohibido. Una elección al mejor estilo hedonista y egoísta del estilo de vida actual. Exactamente 12 meses atrás mi matrimonio se había tambaleado al encontrar en mi camino una muchacha profesional que se había enamorado de mí, poco a poco me fui envolviendo en esta relación y un mal día, tome la decisión de dejar mi casa, ya mis hijas se estaban marchando del hogar, ya pronto cada una de mis 3 hijas dejarían el nido y era el momento, de dejar de una vez por todas tantas mentiras e iniciar una nueva vida con una mujer sin historias, sin pasado, sin reproches, iba en busca de la felicidad. Esta experiencia había terminado mal, a la hora de la verdad, no tuve el valor de dejar mi matrimonio, en el fondo de mi corazón extrañaba el amor de mi esposa, y de pronto, me quede en medio de la calle, solo, enfermo, abandonado, deprimido, sin brújula y lo más triste de todo, sin Dios en mi vida. En este contexto terrible, de una separación y ruptura con mi esposa, de una soledad terrible y un abandono de mí mismo, fui despedido de mi trabajo y entonces sí, caí en una terrible depresión. Jamás entendemos los problemas de los demás, mientras no los vivimos en carne propia, hasta que no comemos lo mismo que los cerdos, no logramos levantar la cabeza y entonces, logramos mirar a Dios, con sus brazos abiertos y su mirada de amor, dispuestos a consolarnos y acogernos con su amor infinito e incondicional. Poco a poco empecé a levantarme, poco a poco fui saliendo de la depresión, poco a poco volví a mi hogar e inicie una nueva vida, paz después de la tormenta. Dios empezó a lavar mis heridas, a perdonarme, a invitar a seguir caminando con El a la orilla. En este contexto, conocí al ministerio "Unidos por Siempre", empecé a asistir a sus reuniones los jueves a las 7 de la noche en el colegio Teresiano de Managua, pude sentir el amor de Dios en esos hombres y mujeres restaurados, a sentir y experimentar su actitud de cambio, su transparencia, sin recurrir a largos sermones sobre lo que debe ser la vida, sino más bien, a partir de su testimonio personal, poniendo a Dios en el centro de la vida, era posible hacer verdaderos milagros en la vida de cada uno de nosotros. Hoy tengo el amor de mi esposa, hoy me amo a mi mismo, hoy tengo un consejero sabio y amoroso, que me ayuda a levantarme cada mañana, que me pone en la mesa los alimentos que necesito, que me anima a vivir cada día, en paz y en unión con mi familia. Sé que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, sé que para Dios no hay imposibles, y sé que Él está ahí, en la puerta de cada uno de nosotros, esperando que lo dejemos entrar. Hoy, te invito a aceptar a Dios en tu vida, Él puede cambiar todo lo que hasta hoy has hecho y dejado de hacer, solo pídele perdón, acéptalo como tu Señor y Restaurador, invítalo a quedarse, déjalo hacerse cargo de todo, no te preocupes, El sabrá indicarte que tienes que hacer para convertirte en el sacerdote de tu hogar y el líder espiritual de tu familia. Animo amigo, ánimo amiga, tú también puedes, créele a Dios, para El no hay nada imposible.

Comentarios

ligia roman ha dicho que…
Le felicito. Es de hombres valientes decidirse por Dios y su matrimonio. Oro porque El Señor les de la fortaleza y amor de mantenerse como testimonios a otros que aun estamos en el proceso de ser restaurados.
Unknown ha dicho que…
felicidadez....... por su testimono, sera de gran inspiracion para muchos
Unknown ha dicho que…
felicidadez....... por su testimono, sera de gran inspiracion para muchos
Unknown ha dicho que…
felicidadez....... por su testimono, sera de gran inspiracion para muchos
Anónimo ha dicho que…
When I initially commented I clicked the "Notify me when new comments are added" checkbox and now each time a comment is added I get three e-mails with the same comment.
Is there any way you can remove people from that service?
Many thanks!

Feel free to surf to my web page; data recovery software free download

Entradas populares de este blog

“Un hombre con corazón de niño”

A Mauricio Abdalah

La experiencia de la carcel, la tortura y el dolor.