Mamá


 El pasado domingo 24 de enero de 2021, mi madre falleció a las tres de la mañana. Tenía 85 años, tres de una enfermedad discapacitante y tres semanas de sufrimiento. Fue enterrada a la par de Mauricio, el hombre de corazón más hermoso que he conocido. Y muy cerca de mi abuelita, el ángel de la familia. Podría decir que quedó en muy buena compañía.

Aprendí tres cosas de mi madre, no porque me las dijera, sino por el modelaje. Tres valores fueron su paradigma: Fé, Trabajo y Honestidad. No fui un ejemplo de ellos, pero fueron el norte de mi vida. Aún sigo empeñado en alcanzar la fortaleza espiritual, trabajo incansable y honestidad, que la caracterizaron desde muy pequeña.

Mi madre fue educada en un orfanato, no logró terminar la primaria, pero al hablar con ella, parecía una maestra normalista. Una mujer con una cultura general, amor por la lectura y una preciosa caligrafía. Con ella aprendí la pasión por leer. Esto cambió mi vida. Estudiar hizo de mí, uno de los médicos mas jóvenes de mi generación.

Gracias a ella, aún sigo trabajando todos los días, una carrera profesional de casi 45 años. Salí adelante, sobreviví, me hice una persona independiente, un hombre de familia.

Mamá fue muy guapa y muy pobre. La búsqueda de cariño y las condiciones discriminatorias de la época, incluyendo el abuso, la hicieron ser madre, cuando aún era adolescente. Fuimos siete hijos, dos ya fallecieron y quedamos cinco. Me correspondió asumir el rol de hijo parental.

A pesar de la pobreza material y ser una madre soltera, envió a todos sus hijos a la escuela. Siempre fue con zapatos y ropa limpia. Los trece años que estuve en la casa familiar, me permitieron terminar el tercer año de secundaria. Pero la disciplina, la escuela, los libros, me llevaron lejos en la vida. Cumplí todos mis sueños.

Las oraciones de mi madre duraron toda la vida, tenía la fe de una niña grande, una mujer de iglesia, amiga y confidente de muchos sacerdotes. Gracias a ella salí de la cárcel, en mis años de "adolescente revolucionario". Gracias a ella inicié mi camino de conversión. 

Mi madre trabajó toda la vida. Hizo de todo, pero sobresalió como modista, las diseñadores de pueblo de la segunda mitad del s XX. Trabajaba en casa de familias ricas en el día y en casa por la noche. Todo por sus hijos.Vivió y murió por sus hijos, sobre todo por los más pequeños

Nos enseñó el valor de la honestidad, el respeto por las personas, a no mentir, a ser transparentes, coherentes. Infelizmente no alcanzamos a ser, todo lo que nos enseñó

Siempre he creído que a los seres queridos hay que honrarlos en vida. Hice todo lo posible por hacerlo. Pude hacer más, pero estuve cerca de ella la mayor parte de su vida adulta, sobre todos sus años de la edad mayor, la enfermedad y la muerte.

No pensaba asistir a velatorios ni cementerios, pero lo hice. Le dí el último beso en el ataúd. 

Mamá descansa en paz. Ya no sufre ni espera la compañía de sus hijos. Algún día nos encontraremos. 


 


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