CARTA AL PEQUEÑO NIÑO JESÚS


Querido Niño Jesús, espero estés contento porque se acerca la fecha de tu cumpleaños, el mío fue un poquitín antes que el tuyo. 

Gracias por la mamá y el papá que me diste, que bonito es sentir que eres fruto de, aunque sea un instante de amor y que tu pensaste en mi desde siempre, me creaste y has estado conmigo toda la vida. 

Recuerdas que nací tan débil que mamá tuvo que darme su leche en un gotero, porque no tenia fuerzas ni para succionar, y ya ves, siempre flaco y feo, pero sobreviví.

Ahora entiendo porque siendo Dios Niño naciste en un pesebre rodeado de animalitos, y tus papas buscando un lugar para que tu nacieras. 

Nos querías enseñar a ser humildes y sencillos. Te pido perdón por ser tan soberbio y lamer tanto mis heridas, pero tú me conoces, ¿verdad? 

Y entiendes que los humanos creamos barreras y mecanismos para protegernos de nuevas lastimaduras. 

Detrás de un rostro duro, hay un niño reclamando cariño y protección.

Tú sabes cuantas veces necesité y sigo necesitado de, un abrazo, comprensión, perdón y amor. 

Era tan solo un niño, cuando cuidaba de mis 4 hermanos, Marthita era frágil como una hoja de papel, a Juan Carlos se le fue borrando la sonrisa poco a poco, y los gemelos eran tan chiquitos, inocentes todos, sobre la vida que nos esperaba, pero sabes, yo te creo y confío en TI. 

Se que tienes grandes planes para mis hermanos, a tres ya te los has llevado al cielo, también están contigo mi abuelita, mi mamá, mi tía, mi papá y cuatro de mis hijos no nacidos, y te pido que cuides de ellos. 

Cuanto quisiera verlos de nuevo, hacer una piñata contigo, ahí en el cielo, recibir de nuevo mis juguetes, decorar juntos el nacimiento, pero lo mejor de todo, será gozar de tu presencia, me han contado que sanas todo con una sonrisa y tu mirada 

Sabes, hoy quiero pedirte por todos los niños y personas mayores del planeta, cuídalos por favor. 

Muchos sufren abusos, hambre, están cansados, enfermos, solos, lloran, necesitan amor y consuelo

Abrázalos y diles cuanto los quieres, ellos se pondrán tan contentos.

Si puedes aliviar su dolor, hazlo y si esa es tu voluntad, mejor llevátelos, contigo estarán mejor que nadie. 

Diles que no tengan miedo y permite que todos tus hijos, te sigamos amando cada día más, a pesar de todo lo que pasa 

Tú nos dijiste “Honra a tu padre y a tu madre”, y seguimos sin entenderte bien, abre nuestros ojos y oídos, para verte y escucharte, para hacer viva tu Palabra, por favor. 

Se que fuiste hijo único, pero tú comprendes y lo puedes todo.

Gracias por el día de mi bautismo y confirmación, gracias por mi Primera Comunión, aun guardo la tarjetita recordatorio, aun recuerdo el café con leche en tazas de verdad, las manzanas, el pudín, el trajecito blanco, me hiciste muy feliz esa mañana de 6 de enero.

Gracias por mi maestra Anita, mi profe Jorge Antonio y todos mis maestros de la universidad y en la vida adulta, aún sigo aprendiendo algo nuevo cada día. 

Gracias por mis amigos del barrio, mis compañeros de colegio y universidad, gracias por Mauricio, espero que ya haya dejado de fumar. 

Gracias por Armantina, un tipo tan complicado como yo, necesitaba una mujer como ella y tú me la has dejado por casi 43 años, que lindo eres con nosotros, sabes lo que nos hace falta, aún antes de pedirlo.

Gracias por mis hijos y todos los sacerdotes que me has permitido conocer, y tantas y tantas personas que has puesto en mis manos de médico, sé que has sido tú, el que ha sanado tantos corazones. 

Y te pido perdón una vez más, por todas las veces que he sido desobediente y mal portado, perdóname Señor. 

Esta libertad humana que nos dejas, se nos hace complicada muchas veces, y entre más nos alejamos de ti, menos sabemos usarla.

De niño a niño te digo una cosa, sé que tú también la pasaste mal, y sé que todo lo hiciste por amor. Todo. 

Naciste y viviste para enseñarnos a amar, solo que somos “cabeza dura y corazón duro”, pero sé cuanto nos amas y que nos esperas a todos, ahí contigo en el pesebre y en el cielo. Gracias sabes, por todo lo vivido, todo. 

Gracias por todas tus parábolas y enseñanzas, gracias por tus siete palabras en la Cruz, tu testamento de amor. Gracias.

Tengo que terminar sabes, vendré a visitarte a el Santísimo y conversar de nuevo contigo. 

Pero tú, no te vayas, quédate en mi corazón, te necesito para perdonar y perdonarme, para seguir aprendiendo a amar, el tiempo que aún me queda como peregrino en esta tierra.

Aún recuerdo el villancico que le cantaba a mis hermanos en Navidad: “Esta noche es nochebuena/vamos al bosque hermanitos/ a cortar un arbolito/porque la noche es serena/los reyes y los pastores/andan buscando una estrella/le cantan a Jesus Niño, hijo de la Virgen bella”.

Déjame seguirte cantando, déjame ser un niño de nuevo, cargarte en mis brazos, besar tu frentecita, aspirar ese olor a bebecito que tanto me gusta. 

Gracias por este día, una nueva oportunidad de encender mi lamparita para esperarte. 

Ven, no tardes tanto, guárdame un lugarcito en el cielo, se que no soy  digno, pero una palabra tuya bastará para sanarme


#DoktorMontiel

Comentarios

Entradas populares de este blog

“Un hombre con corazón de niño”

A Mauricio Abdalah

La experiencia de la carcel, la tortura y el dolor.