El impacto del 2018 en la historia de Nicaragua
En el fin de semana procurábamos hacer algo para divertirnos, pasear con los hijos, hacer el amor con calma y cuántas veces se podía, los niños se levantaban tarde, comíamos nacatamal con café y saboreábamos alguna cerveza para reír un poco y disipar el calor habitual de Nicaragua
El país caminaba bajo una alianza sospechosa gobierno-empresarios. Los ricos ganaban dinero y generaban algún tipo de empleo, el gobierno funcionaba y el país crecia un poquito cada día. Se trataba de una alianza entre contrarios, un pacto entre diferentes, tras los años de neoliberalismo de Bolaños, Alemán y Chamorro-Lacayo.
La iglesia celebraba sus ritos, los fieles llenaban las iglesias y la jerarquía ronroneaba su malestar contra el gobierno. La iglesia históricamente ha estado aliada al poder y durante los años 80, se convirtió en un enemigo formidable al nuevo proyecto revolucionario. Se mantenía una relación diplomática, un respeto cuasi hipócrita, salvo la actitud de algunos jerarcas como el Cardenal Obando y algunos sacerdotes conversos al sandinismo y otros fieles a Monseñor Obando, el cardenal de la paz.
Y los estudiantes, enloquecían con sus móviles y las redes sociales. Estudiaban con una buena dosis de aburrimiento y desmotivación. Tenían sus novios o novias, estudiaban bajo la ley del minino esfuerzo y mantenían dos estratos, el de familias acomodadas de la Keyser, Uam, UCA y algunas universidades más. Y existían las universidades públicas, las UNAN, la Uni, la Una y alguna más, cuyos estudiantes provenían de las clases bajas o buscaban lo mejor de universidades especializadas en Medicina, Derecho, Ingenierías, Diseño, contaduría pública, etc.
Miles de estudiantes se formaban en Inglés buscando tocar las puertas de los Call Center, zona franca donde los chavalos ganaban y se divertían con 500 o 600 dólares libres de impuestos. Crecía el movimiento de emprendedores, jóvenes que buscaban alguna alternativa, con la fuerza de su juventud y el deseo de hacer dinero y pasarla bien.
Este preámbulo, similar al ronroneo de la ciudad y la aparición de las ratas en La Peste de Camus, escondía un movimiento silencioso de un grupo de ideólogos con recursos de USA o la UE, limpiados por decenas de Ongs, que ofrecían cursos de liderazgo o algo parecido, formando jóvenes para una nueva conciencia, la de terminar el nuevo proyecto de país y sustituirlo con otro tipo de gobierno, regentado por Usa y lidereado por la nueva generación de representantes legítimos de la oligarquia y un grupo de enemigos personales de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Se gestaba un movimiento en el contexto de las redes sociales, bajo el sueño del sueño americano y desechando todo lo que tenía olor a Sandinismo, símbolos, banderas, canciones, héroes, mártires, proyectos nuevos hacia los pobres, vilipendiados como populistas. En el trasfondo era un proyecto de clase, el desplazamiento de los pobres por una generación de gente con apellidos, capital, formas de pensar y en el fondo, el deseo de re convertirnos un gran aliado de Usa.
Todo este movimiento bajo el agua, encontró en el incendio a la reserva Indio Maíz, y la propuesta de reformas a la seguridad social, el caldo de cultivo y el enorme pretexto para salir a la calle. Ancianos de tercera y cuarta edad y jóvenes de universidades privadas, gritaron en la calle, su descontento a estas situaciones y en el fondo el deseo innato de gritar, alzar la voz, ante todo lo que les molestaba del modelo de gobierno de la época.
Estos movimientos "espontáneos" dieron lugar a los primeros enfrentamientos entre manifestantes, algunos policías y jóvenes afines al gobierno. Ahí se dieron los primeros golpes, las primeras manifestaciones y las redes sociales como gasolina en el fuego, se levantaron en casi todo el país y el llamado a salir, a manifestarse, no importaba el motivo, las hormonas juveniles y los líderes formados en decenas de talleres, se unieron para "defender a los viejitos" y protestar contra cualquier cosa que cada quién pensara y quisiera.
Era una amalgama de enojo, salir de la modorra de redes sociales y teléfonos móviles, una generación de hijos o nietos de algunos combatientes de 1979, o hijos nietos de las clases que se sentian desplazados. ¿País de los pobres o país para ricos?
No bastaba con comprar en Galerías o en Amazon, beber en zona Hippos y relegar a los pobres al mercado oriental, Multicentro o bares populares. No bastaba con No ir al Salvador Allende o al parque acuático. No bastaba con desechar las obras de la revolución. No era suficiente.
El contexto era la gran oportunidad para derrocar al gobierno. La alianza empresarios del Cosep, jerarquía eclesiástica católica, movimientos feministas, el mundillo de cientos de Ongs, líderes estudiantiles deseosos de cambiar el mundo, y el descontento contra lo que no gustaba del gobierno. El tema "injusticia contra los jubilados", era un poderoso descontento.
Creo que pocos sospechaban, todo lo que vendría, un espantoso derramamiento de sangre de hermanos, una cuasi insurrección, manifestaciones de quienes jamás habían salido a la calle, todo centuplicado por miles de suscritos reales y virtuales, que llamaban no solo a revocar las reformas a la seguridad social sino al derrocamiento del gobierno
Abril y Mayo de 2018, fueron los testigos de lo peor del s XXI en Nicaragua. Hechos que procuraremos describir la próxima vez que nos animemos a escribir
(René, 01.12.2024)
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