La Psicologia en el Plan de Dios

Con la madurez de los años he venido aprendiendo que todo nuestro caminar por la vida, obedece a un hermoso plan: el de nuestra salvación. Busca primero el Reino de Dios y todo lo demás te será dado, dice la Palabra de Dios. Y de eso se trata. Cuando abrimos nuestro corazón y empezamos a conocer el amor incondicional de Dios, todo cambia de sentido. No es que desaparezca nuestra humanidad, sino que la re experimentamos a imitación de Cristo. El se convierte en el Camino, la Verdad y la Vida. En este contexto de revelación sobre la Presencia del Poder Superior, es que quiero referirme brevemente a la Psicología como Ciencia.

Estoy convencido que existe el don de Ciencia, que el Creador ha diseñado que algunos tengamos el don de servir a los demás mediante la Medicina, Psicología, Enfermería, Bioanálisis, Farmacia, etc, las Ciencias de la Salud, puestas al servicio de todos.

La Psicología es quizás la más controversial de las ciencias. Nadie duda de la pericia de un cirujano o la abnegación de una enfermera, pero muchos cuestionan los métodos de la Psicología, ya que su objeto de estudio es la conducta humana. No tengo ninguna duda que nada es imposible para Dios, absolutamente ninguna, y que nosotros sus criaturas, hemos sido creados para el amor y El también dispuso que debíamos trabajar y servir.

La Psicología es un hermoso servicio a los demás, una vocación de vida, donde ponemos en práctica la misericordia expresada a través de la empatia; la búsqueda de la verdad mediante la introspección; la sanación de las profundas heridas causadas por eventos y sucesos vitales, mediante la consejería, la construcción del proyecto de vida, a veces el desaprendizaje, en otras el desarrollo de habilidades como la comunicación asertiva o la corrección de distorsiones cognitivas, y en otras el uso de psicofármacos ante problemas como la esquizofrenia, conducta suicida, ansiedad severa o depresión clínica; es muy amplio el horizonte de trabajo en el campo de la Salud Mental.

De niños muchas veces nacemos “no deseados”, “huérfanos con padres vivos”, sometidos al maltrato, el abuso sexual, la descalificación, el abandono, la discapacidad intelectual o sensorial y tantas otras cosas. De adolescentes experimentamos la confusión, ambivalencia, apegos, y producto de los duelos no resueltos de la infancia, nos refugiamos en adicciones, sexo, alcohol, drogas, etc. Y ya como adultos vamos en busca de lo que no recibimos en las etapas previas, y aparece la sexualidad sin amor, violencia, conductas antisociales, misantropía, misoginia, homofobia, disforia, etc, nos volvemos personas infelices, hacemos daño a los demás y a nosotros mismos.

En estos y muchos otros temas surge la figura del Psicólogo, para la estimulación temprana, terapia de lenguaje, metacognición, discernimiento, toma de decisiones, madurez emocional, auto cuido, aprender y desaprender, haciendo uso de múltiples técnicas humanistas, transgeneracionales, cognitivas, conductuales y espirituales.

En la Psicología también estamos al servicio de Dios. Promovemos el amor a la Familia, a los demás y a uno mismo. Tener autoestima es reconocernos hijos de Dios. Los terapeutas oramos por quienes se acercan a nosotros, somos parte de pastorales de familia, grupos de codependientes, alcohólicos o adictos, poniendo a Dios en primer lugar, reconociendo la gracia del Poder Superior. El es el gran terapeuta, el sanador, el hacedor, el Amor hecho presencia.

Por todo, un día como hoy, le damos gracias a Dios por haber creado la Psicología y a los Psicólogos, esta hermosa vocación de amor y servicio. Que el Senor bendiga a quienes ejercen con humanismo, ética y espíritu cristiano esta profesión. Todos somos seres limitados y frágiles, somos humanos y nada humano nos es ajeno. Para Dios nada es imposible.

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