CRÓNICA DE UNA PANDEMIA: LA CORONADEMOCRACIA EN LLAMAS

Madrugada del 05 de noviembre del fatídico 20 20: el año de la pandemia, y la potencia más poderosa del planeta cuenta 9.6 millones de casos y 235,000 fallecidos, evidenciando ante la mirada incrédula de millones de humanos, no solamente la inequidad global de una enfermedad que se acerca a los 50 millones de casos y los 1,3 millones de muertes; sino y sobre todo lo que nadie hubiese imaginado en el pasado: “paramilitares” armados “cuidando” los centros de votación, pero y sobre todo, las declaraciones de un presidente que en la madrugada del 4 de noviembre se declaraba “vencedor” sin ninguna evidencia, pero que en la noche del 5 de noviembre, reiteraba las mismas falsas aseveraciones, denunciando “fraude electoral”, “desconociendo” a los consejos electorales de los estados donde ha perdido, gritando a todo pulmón que ha habido “corrupción”, llamando a desconocer el fallo de la corte suprema de justicia y a “defender el voto”.

 Si estas declaraciones las hubiese hecho Nicaragua, la fatídica madrugada de 1990 (cuando el entonces presidente de una Revolución sangrante por el bloqueo y la guerra financiada por los EEUU), nos hubiese aplastado la maquinaria mediática y la condena internacional.

 

Al escuchar y ver por las “redes sociales”, a las “milicias paramilitares” con modernas armas de guerra en las calles, y las denuncias de corrupción, fraude electoral, robo de votos, desconocimiento del poder electoral, hubiésemos pensado se tratado de las “dictaduras” y “regímenes antidemocráticos”, pero como se trata del “líder de la democracia occidental”, todos callan, nadie se rasga las vestiduras, no hay exorcismos, ni reuniones de urgencia del Consejo de Seguridad. Incluso surgen voces desde Eslovenia y los partidos fascistas de Europa, “reconociendo” a Mr Trump, como presidente re electo, y más de algún religioso ha llamado a rezar, para que la “democracia” pueda ser atendida y reconocida, con la victoria (sin ninguna evidencia del actual gobernante de la casa blanca.

 

Fue tal el sonrojo de lo que ocurría en EEUU, que las grandes cadenas televisivas, como NBC, ABC y MSNBC, cesaron la transmisión del “discurso presidencial”, mientras miles de partidarios republicanos armados, han salido a las calles, creando una enorme expectativa, cuando probablemente en el transcurso de este día o mañana, se anuncie el resultado de los comicios.

 

CNN ha dicho que el presidente ha dado el discurso “más deshonesto” de la historia, mientras el huracán ETA, deja decenas de muertos (tan solo 50 en Guatemala), afectando a más de 338,000 personas -noticias intrascendentes-, ante la “crisis” de la democracia electoral en el todopoderoso EEUU.

 

Los rebrotes por COVID19 amenazan al planeta, mientras miles de personas, sin distancia social ni mascarillas, asistían a los cierres de campaña en EEUU. Pero nadie dice nada, porque se trata de quien se trata: no es Cuba, ni Venezuela, ni Nicaragua.

 


¿Qué lecciones podemos aprender de todo esto?, “hombres estad alertas”, clamaba Julius Fucik, en su clásico libro-testamento “Reportaje al pie de la horca”.

 

¿Y qué pensará la joven generación nacida en el siglo XXI? 

 

¿Estará en juego el sistema democrático, ante la crisis en el “referente mundial” para la defensa de los derechos democráticos (sic), como le llama hoy un destacado religioso europeo?

 

Yo, como suelo hacer, suelo preguntarme ¿Qué quiere decirme Dios, con todo esto? Por de pronto he acudido a la confesión, he ido a pedir la bendición de mi madre, inmovilizada tres años por la enfermedad, la soledad y el abandono. Y antes de dormir he orado, para fortalecer el amor hacia mi esposa, hijos y nietas. El amor todo lo puede.

 

Mi confianza sigue puesta en el Creador. Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío. Para hacer la voluntad de Dios y no la mía. Y sigo los consejos de san Agustín: “Ora como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti”

 

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