¿QUIÉN SE ACUERDA DE LA PANDEMIA?

 

Termina noviembre 20 20, y ningún titular de los grandes medios de comunicación, dedica su primera página a la pandemia más mediática de la historia. Ni las famosas “redes sociales”, los nuevos estados digitales del planeta tierra, postean sobre el SARS-CoV-2, ni siquiera “Fake news”.

 

Ya ni de la vacuna se habla, ni de las “recetas mágicas”, que se les ocurrió a los millones de infectólogos, virólogos y epidemiólogos, en que media humanidad se ha convertido. Científicos o brujos, especuladores y agiotistas, políticos y seguidores de los políticos, “analistas” y profetas del apocalipsis. 

 

Quien diría que llegaríamos a 63 millones de casos y 1.5 millones de fallecidos, con la primera potencia mundial, liderando las estadísticas de morbimortalidad, sin ningún tipo de distancia social, llenando estadios, realizando movilizaciones durante y después de sus famosas elecciones, y comprando en el “black friday”, como si no pasara nada.

 

¿Qué extraños somos los humanos?, los bares cada vez más llenos, el gran circo del deporte no se detiene, los comerciantes y tiendas minoristas muestran las ofertas de las fiestas de fin de año, mientras los templos empiezan a reabrirse, y las calles empiezan a llenarse de Sapiens sin mascarillas.

 

Si no fuera por el sensor de temperatura y aplicación de alcohol, en los establecimientos “más serios”, no pareciera que la humanidad sigue enfrentando al pequeño virus que paralizó al planeta. El miedo ha dado lugar a la diversión y la fiesta.

 

En días recientes, se ha escrito sobre la “niebla mental” entre los sobrevivientes del Covid 19, con preocupantes síntomas cognitivos entre los que pueden estar, la pérdida de la memoria, confusión, dificultad para concentrarse, mareos y dificultad para comprender palabras cotidianas.

 

Pareciera que todos nos hemos contagiado de esta niebla, y nos hemos convertido en Sapiens desmemoriados, confusos, desconcentrados, enfermos en una sociedad enferma, incapaces de pensar y razonar con claridad. 

 

Algunos han llegado a creer que este extraño virus, no es más que un experimento a gran escala, en su fase I, con signos y síntomas de un letal síndrome respiratorio, y en su fase II, nos convirtamos en “zombizados”, para seguir como corderitos lo que nos dicten las todo poderosas redes sociales, que invaden teléfonos y neuronas, para convertirnos gradualmente en hormigas o abejas, soldados de un gran ejército, que obedece órdenes, de comprar más “fast food”, consumir más bebidas energizantes, aspirar más cocaína, consumir todo lo que el dinero plástico pueda comprar, mientras el mítico dólar estadounidense, sigue devaluando nuestras monedas, conciencias y capacidad de discernimiento. 

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