Personas con discapacidad
El tres de diciembre fue declarado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
En Nicaragua, según datos oficiales, un diez por ciento de la población tiene algún tipo de discapacidad, casi un cincuenta por ciento son niños, niñas y adolescentes en su mayoría pobres y del área rural.
Muchos de ellos aun permanecen invisibles, escondidos por sus padres y sin partidas de nacimiento ante la ausencia de una política de Estado que haga cumplir el marco legal existente y los derechos de estas personas que deben y pueden ser tratadas como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos.
Todos podemos tener algún tipo de discapacidad el día de mañana, en cualquier hogar puede nacer un hijo o hija con alguna discapacidad o deficiencia, ellos y ellas no son especiales; son sólo personas con habilidades o capacidades diferentes al resto de nosotros, los que nos consideramos normales.
Muchas de las discapacidades son prevenibles, son producto de fármacos en el embarazo, de traumas al momento del parto, lesiones.
Muchas enfermedades congénitas pueden ser diagnosticadas minutos después de nacer, pudiendo cambiar la vida de miles de niños si tuviesen acceso a un diagnóstico y terapia precoces.
En la organización social Los Pipitos —15,000 familias con 20,000 hijos discapacitados presente en 80 municipios de Nicaragua— se lucha día a día desde el nacimiento por convertir la discapacidad en capacidad. Niños desahuciados por la ciencia médica aprenden a caminar, expresarse, escuchar, hablar, asisten a la escuelas regulares, aprenden a pintar, cantar, hacer teatro, escribir poemas, algunos trabajan haciendo piñatas, velas aromáticas, pan, juguetes didácticos, tarjetas navideñas, ellos pueden desarrollarse y desean ser independientes, productivos y felices.
En Los Pipitos se cuenta con un Instituto Médico-pedagógico —el único centro especializado para atender de forma integral la discapacidad— , con 36 centros de educación temprana para la habilitación y rehabilitación de la niñez menor de seis años. Miles de padres aprenden cómo desarrollar a sus hijos y a los hijos de los demás. Los Pipitos son una gran familia de amor y compromiso.
La niñez con discapacidad —como dijo una vez el sacerdote de la Paz Centro— “son lo más cercanos a Dios en la tierra, porque son niños y su alma es pura como un ángel”, son una bendición, y llenan de amor los hogares donde han nacido. No existe un abrazo más afectuoso o expresivo que el que te brinda un niño con discapacidad.
Bendita sean las personas que dedican algún tiempo de su vida para la niñez con discapacidad, benditos sean Los Pipitos, y los medios de comunicación que ofrecen sus páginas para promover y defender los derechos humanos de las personas con discapacidad.
Reflexionemos en estos días de Navidad, apoyemos el esfuerzo de los que trabajan por la niñez con discapacidad. Ojalá el nuevo gobierno haga cumplir el marco legal existente y cree las oportunidades necesarias para que todos, como nicaragüenses, sin exclusiones, construyamos el país que nos merecemos.
En Nicaragua, según datos oficiales, un diez por ciento de la población tiene algún tipo de discapacidad, casi un cincuenta por ciento son niños, niñas y adolescentes en su mayoría pobres y del área rural.
Muchos de ellos aun permanecen invisibles, escondidos por sus padres y sin partidas de nacimiento ante la ausencia de una política de Estado que haga cumplir el marco legal existente y los derechos de estas personas que deben y pueden ser tratadas como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos.
Todos podemos tener algún tipo de discapacidad el día de mañana, en cualquier hogar puede nacer un hijo o hija con alguna discapacidad o deficiencia, ellos y ellas no son especiales; son sólo personas con habilidades o capacidades diferentes al resto de nosotros, los que nos consideramos normales.
Muchas de las discapacidades son prevenibles, son producto de fármacos en el embarazo, de traumas al momento del parto, lesiones.
Muchas enfermedades congénitas pueden ser diagnosticadas minutos después de nacer, pudiendo cambiar la vida de miles de niños si tuviesen acceso a un diagnóstico y terapia precoces.
En la organización social Los Pipitos —15,000 familias con 20,000 hijos discapacitados presente en 80 municipios de Nicaragua— se lucha día a día desde el nacimiento por convertir la discapacidad en capacidad. Niños desahuciados por la ciencia médica aprenden a caminar, expresarse, escuchar, hablar, asisten a la escuelas regulares, aprenden a pintar, cantar, hacer teatro, escribir poemas, algunos trabajan haciendo piñatas, velas aromáticas, pan, juguetes didácticos, tarjetas navideñas, ellos pueden desarrollarse y desean ser independientes, productivos y felices.
En Los Pipitos se cuenta con un Instituto Médico-pedagógico —el único centro especializado para atender de forma integral la discapacidad— , con 36 centros de educación temprana para la habilitación y rehabilitación de la niñez menor de seis años. Miles de padres aprenden cómo desarrollar a sus hijos y a los hijos de los demás. Los Pipitos son una gran familia de amor y compromiso.
La niñez con discapacidad —como dijo una vez el sacerdote de la Paz Centro— “son lo más cercanos a Dios en la tierra, porque son niños y su alma es pura como un ángel”, son una bendición, y llenan de amor los hogares donde han nacido. No existe un abrazo más afectuoso o expresivo que el que te brinda un niño con discapacidad.
Bendita sean las personas que dedican algún tiempo de su vida para la niñez con discapacidad, benditos sean Los Pipitos, y los medios de comunicación que ofrecen sus páginas para promover y defender los derechos humanos de las personas con discapacidad.
Reflexionemos en estos días de Navidad, apoyemos el esfuerzo de los que trabajan por la niñez con discapacidad. Ojalá el nuevo gobierno haga cumplir el marco legal existente y cree las oportunidades necesarias para que todos, como nicaragüenses, sin exclusiones, construyamos el país que nos merecemos.
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