Día del Psicólogo Nicaragüense

Este 14 de Diciembre celebramos el Día Nacional del Psicólogo, una oportunidad para reflexionar sobre la situación de la salud mental en Nicaragua, nuestra cultura alrededor del papel de la Psicología, y la relevancia de esta ciencia en una sociedad en transición como la nuestra.

Según la Organización Mundial de la Salud “no existe ni una política, ni legislación sobre salud mental en Nicaragua, del 100% del gasto en salud solo el 1% esta destinado a este sector, y que solo el 2.2% del pensum en carreras como Medicina es dedicado a la salud mental, existiendo un recurso humano formado en este campo por cada 12, 610 personas, y que para el 2004 solo existían un total de 120 psicólogos en el país”.

Aunque no se dispone de datos nacionales confiables, la evidencia internacional indica que la mayor parte de enfermedades son de naturaleza psicosomática, y que sociedades como la nuestra afectadas por guerras, desastres naturales, pobreza, con una cultura autoritaria y excluyente, la mayor parte de familias vive algún tipo de problema de salud mental, expresado como violencia en sus diferentes manifestaciones, conflictos de pareja, problemas de aprendizaje, alcoholismo, drogadicción, neurosis, depresión, ansiedad, y en grado extremo violaciones, homicidios y suicidios. La sociedad post moderna nos ha agregado el estrés y adicciones de diversos tipos.

Ciertamente la Psicología es una ciencia joven, percibida aun con tabúes, mitos y prejuicios, pero lo principal no es tratar la enfermedad o el problema de conducta, sino, y en la medida de lo posible, prevenirla o evitar complicaciones, de aquí deriva la relevancia y el papel del Psicólogo.

La Psicología abarca todos los comportamientos, desde manifestaciones como el aseo personal, dormir, o alimentarnos, hasta fenómenos complejos como enamorarse, aprender, tomar decisiones o la inteligencia.

El psicólogo es un profesional útil en todos los campos de la sociedad actual, en el ámbito educativo, empresarial, social, clínico, familiar e individual, donde la prevención y la promoción de la salud es un asunto de primer orden, pero sobre todo es un profesional orientado a la prevención y promoción de una mejor calidad de vida.

Habitualmente cuando hablamos de salud, tendemos a relacionarla con la salud física, olvidando el binomio mente-cuerpo, y el concepto integral de salud bio-psico-social.

¿Cuantos niños podrían mejorar sus aprendizajes, habilidades de lecto-escritura, expresión oral, disminuir su timidez, hiperactividad, o conducta agresiva con la ayuda del Psicólogo?
¿Cuantas parejas estarían mejor preparadas para construir un matrimonio relativamente estable, y no ser padres improvisados o accidentales con el apoyo del Psicólogo?
¿Cuantos adolescentes mejorarían su rendimiento académico, sus habilidades de comunicación, y estarían mejor preparados para la vida profesional con una adecuada orientación psicológica?
¿Cuantas mujeres y cuantos hombres mejorarían su auto estima, tendrían un mayor equilibrio emocional y un adecuado desarrollo de su personalidad, con el soporte del psicólogo?
Miles de familias afectadas por conflictos de diversa naturaleza viven un estado de crisis en su salud mental, individual y colectiva, sin una respuesta siquiera reactiva, aunque en la Constitución Política tenemos derecho a una salud integral.

Tenemos la expectativa que el nuevo gobierno incluya en su programa de erradicación de la pobreza, una política de salud mental integral, que no contemple únicamente un hospital psiquiátrico decente (que en definitiva es necesario) y el acceso a fármacos (actualmente ausentes de la “lista básica”), pero también de un cambio en los determinantes de salud mental, y el apoyo a iniciativas y proyectos para el desarrollo de la Psicología.

Construyamos para nosotros, nuestros hijos y nietos un país más saludable, y esto es responsabilidad de todos, del gobierno, pero también de la sociedad, la familia, los medios de comunicación, el sector educativo, iglesias y la comunidad. Tenemos el derecho y el deber de construir una nueva Nicaragua, desarrollada no solo en sus índices macroeconómicos, pero también en su desarrollo humano y en su crecimiento personal.