Lo mejor del mundo está en nosotros mismos.

El ser más importante de todo el universo es el que miramos todos los días al espejo (nosotros mismos).

Somos seres con enormes potencialidades y talentos que no debemos distraer con evasiones y apegos.

Somos dioses, soles brillantes, galaxias, seres con poder, con bondad, llenos de amor, solo hay que buscarlo dentro de nosotros mismos.

Las verdades sobre la vida no son las que vimos en casa, o nos hicieron repetir en la escuela y mucho menos las que nos han predicado en un templo.

Las verdades de la vida están en los maestros y Jesús nos dio ejemplos poderosos, nos dijo que su reino no es de este mundo y efectivamente los apegos y evasiones no son parte del reino de Dios. El reino de Dios está dentro de nosotros, somos el tesoro escondido, solo debemos encontrarlo.

No existe el cielo ni el infierno, ni el pecado como figura, todo esto son historias para alejar al hombre de su divinidad y su poder. Cada uno de nosotros construye sus propios cielos e infiernos con su conducta, las leyes del universo son poderosas.

No logramos “encontrar” el amor si antes no nos amamos a nosotros mismos, si no nos respetamos, si no encontramos nuestro tesoro escondido

No logramos nuestra reafirmación o completar nuestro rompecabezas, con sexo, “margaritas”, cervezas, amigos o dinero. Nuestra reafirmación depende total y completamente de nuestro ser.

Darle más sentido a la vida es cultivar nuestras habilidades como observador, aprendiendo de los mensajeros, viviendo y disfrutando el ahora, alejando el sufrimiento, el apego y el dolor.

No hacen falta correos electrónicos o textos en hi5, para creer o dejar de creer en la mujer que amamos, o creemos amar. Serrat tiene sobrada razón al decir: “la mujer que yo quiero no necesita bañarse cada noche en agua bendita”

Vivimos (si asi lo decidimos) procesos de crecimiento, lo bueno y valioso no se encuentra en los bares.

Observando nuestro ego, alimentando nuestro mi ser, encontraremos la clave de acceso para encontrar el camino.

Podemos y debemos amar, sin añoranzas o necesidades del ego.

Somos valiosos, capaces, inteligentes, no necesitamos deslumbrar con algo material.

Tenemos al universo de mi lado, tenemos divinidad propia.

Lo mejor del universo esta en nosotros mismos.

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