Pedacitos de mi vida No 2 (Acerca del amor)


Se afirma que aprendemos a amar, observando los gestos de amor en el hogar o en el sitio donde fuimos criados. Yo recuerdo que desde mi nacimiento hasta los trece en que me fui a León, observé muchos actos de amor de mi abuelita, mi madre, mi tía chamana y mi hermanita Sylvia: sonrisas, regalos, tiempo de calidad, me enviaron a la escuela, me inculcaron el hábito de la lectura e incluso, me dieron educación sexual. Y también me corregían, debo decir que no siempre fue de la forma adecuada o que lo mereciera, pero comprendía que la corrección y disciplina, eran parte del amor. 

 

También se afirma que el amor, no está basado en emociones, sino en decisiones. Y en este aspecto, debo confesar que recibí una educación emocional del amor, lágrimas y sonrisas, tristezas y alegrías, amarguras y momentos felices. Mis mejores días eran semana santa y el mes de diciembre, por mi cumpleaños y navidad. Pero me costó mucho entender, esto de la “decisión de amar”. Creía que el amor entraba y salía, como “pedro por su casa”. Lo aprendí tarde y sigo aprendiendo.

 

Fromm, afirma que el amor requiere disciplina. Y esto lo entendía aplicado a mi amor al estudio y a mis responsabilidades en casa. Incluso la liturgia en la iglesia: la hora de tocar las campanas, ayudar a revestir al padre Soto, el momento de la colecta, el momento de doblar las rodillas. Disciplina para hacer mis tareas del colegio, cumplir todos los oficios de casa, antes de ir a jugar. Se, por experiencia, que pocos ejercitamos la disciplina cuando amamos, o convivimos con alguien. En este aspecto, sigo aprendiendo.

 

San Pablo, dice tantas cosas sobre el amor, que usualmente resulto reprobado: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Bendito Pablo de Tarso, pobrecito de René.

 

Y con una facilidad increíble, confundimos sexo con amor. Esta parte a mí me ha gustado siempre. El sexo es tan gratificante. El amor erótico es tan emocionante. El orgasmo, una maravilla. El sistema límbico y la oxitocina, no nos permite ver más allá y nos dejamos atrapar, por los placeres del amor. Sé que el sexo no es suficiente e incluso que el amor no es suficiente, pero la cultura actual y la de todos los tiempos ha rendido culto al amor eros. Y no existe una escuela, un aprendizaje sobre el amor ágape, el amor incondicional, el amor de la carta a los corintios. Y aunque tarde, este paradigma del amor, me ha salvado, aunque sigo batallando para no alejar el sexo de mi vida amorosa.

 

Hoy, en el siglo XXI, el amor se ha contaminado mucho. Y muchos han dejado de creer en el amor. Los adolescentes y jóvenes menores de 30, están cansados de la “doble moral” de los adultos, incluyendo a sus propios padres. Están cansados del discurso y los sermones. Han perdido la credibilidad en sus ancestros, y a su manera están re inventando el amor: “sexting”, cibersexo, “stalking”, enamoramiento y noviazgo por redes sociales, “crunch”, poliamor, amor líquido, “amor delivery”, parejas abiertas, parejas semiabiertas, etc.

 

 El movimiento LGTB, la legalidad creciente de las uniones homosexuales, la pandemia de divorcios, la precariedad de parejas unidas en matrimonio, el deseo de no tener hijos, la pandemia del aborto, la esclavitud sexual, la pornografía infantil, la impunidad ante los femicidios, ocupan titulares, editoriales y artículos de opinión, ¿Y? Todo pareciera parte de una “nueva realidad”, ante eso que por siglos hemos llamado amor.

 

Termino citando algunas frases, con las cuales me suelo identificar:

 

El amor es un acto de la voluntad: la decisión de amar (cuidar, responsabilizarse, respetar y conocer) a una persona. Es indisoluble de su idea de libertad, que implica ser capaces de obedecer a la razón y al conocimiento, y no a las pasiones irracionales (Erich Fromm)

 

Quiero poder amarte sin aferrarme, apreciarte sin juzgarte, encontrarte sin agobiarte, invitarte sin insistencia, dejarte sin culpabilidad, criticarte sin censurarte, ayudarte sin disminuirte. Si quieres concederme lo mismo, entonces realmente podremos reunirnos y ayudarnos a crecer mutuamente” (Virginia Satir)

 

Yo, sigo creyendo en el amor, sigo creyendo en la necesidad de estas juntos en las “duras y las maduras”, sigo creyendo en que nadie da, lo que no tiene, y que el amor, alejado de Dios, puede ser muchas cosas, menos amor.

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