10 de Octubre= Día Mundial de la Salud Mental
Cuando escuchamos hablar de Salud
Mental, usualmente la asociamos con Enfermedad Mental, un vasto conjunto de
trastornos, que a pesar de su frecuencia y relevancia, continúa plagada de
mitos, discriminación y falta de información.
Las enfermedades mentales son
problemas usualmente crónicos,
infelizmente muy comunes, al menos una de cada 10 personas ha padecido alguna
enfermedad mental, como depresión, ansiedad, estrés agudo, hiperactividad,
insomnio, adicción a sustancias, trastornos de personalidad o de la conducta
sexual, entre otras. En muchos casos estigmatizante, como la esquizofrenia o la
discapacidad intelectual, otras afectan el desempeño cotidiano como el
trastorno bipolar o la distimia (depresión crónica), y algunas como la adicción
a la pornografía o el sexo, siguen envueltas en la doble moral de la subcultura
post moderna.
Otra cosa es la Salud Mental, una
condición humana deseable, que nos permite vivir en armonía con nosotros mismos
y nuestro entorno, familiar, laboral, social o espiritual.
¿Qué deberíamos hacer para
mejorar nuestra salud mental? Una
primera acción de la política pública es hablar sobre Salud Mental,
visibilizarla, sin avergonzarnos ni esconderla, hacerla común y accesible, al
igual que la salud reproductiva o la salud oral. Han pasado muchos siglos desde
que los sabios griegos descubrieron que un cuerpo sano, demanda una mente sana,
es decir que sin Salud Mental, no puede haber Salud.
Podemos observar las elevadas
tasas de suicidios, adicción a drogas, divorcios, embarazos en adolescentes,
agresividad e hiperactividad, niños desafiantes, adolescentes alcoholizados,
adultos disfuncionales, parejas envueltas en el ciclo de la violencia, y miles
de personas sin proyectos de vida, envueltas en frustraciones, apegos,
dependencias emocionales, carentes de afecto, con baja autoestima, miles de
hombres y mujeres que ni siquiera se conocen a sí mismos, no viven a plenitud ni
logran hacerlo con quienes le rodean, muchas veces su propia familia. Muchos
repetimos las historias de nuestros padres, vivimos conflictos y duelos no resueltos, círculos viciosos y
juegos patológicos, que no permite contar como sociedad, con individuos
productivos, capaces y emprendedores.
Por ello es relevante un día como
hoy, reflexionar sobre el papel que estamos asignando a la Salud Mental en la
Nicaragua posible, una tierra para seguir construyendo los sueños del gran
Rubén, aunque la Patria sea pequeña.
Nos hacen falta consejeros
escolares formados en Salud Mental en los colegios donde enviamos a nuestros
hijos, requerimos psicoterapeutas profesionales para contribuir en la
construcción de matrimonios y familias saludables. Necesitamos un mayor presupuesto
para el Hospital Psicosocial y las unidades de primer nivel que atienden la
salud mental, entre muchas otras cosas.
Los psicofármacos son
importantes, pero es mucho más urgente encontrarnos a nosotros mismos,
reconocer nuestro valor como criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios,
personas dotadas de un código genético único e irrepetible, redescubrir el
verdadero Yo, no el que dictan la pseudo cultura hedonista, consumista y
egoísta actual, sino en nuestro interior. Una Política Publica que fortalezca
la Salud Mental, podría ser tan relevante como la construcción de un canal por
Nicaragua.
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