LA PERLA PRECIOSA


 Abandonarlo todo para recibirlo todo

Cristo devuelve cien veces más de lo que se hace por él: Si quieres ser perfecto, ve, vende todo lo que tienes y da a los pobres el precio de lo vendido. Después, ven y sígueme. 

Dice: Si quieres ser perfecto. Por eso, el apóstol no hace un precepto de la virginidad, porque Jesús ha dicho: ¡La observa el que puede! 

Es un don que viene de la misericordia de Dios. Nadie lo impone a fin de que el sacrificio sea voluntario y el mérito, mayor. 

Y sin embargo, para llegar a la perfección no se trata simplemente de menospreciar las riquezas y dar los propios bienes, de liberarse de lo que se puede perder o adquirir en un momento. Esto ya lo han hecho los filósofos; un cristiano debe hacer más que ellos. 

No basta con dejar los bienes terrestres, es necesario seguir a Cristo.

¿Qué es seguir a Cristo? Es renunciar a todo pecado y adherirse a todo lo que es virtud. 

Cristo es la Sabiduría eterna, es este tesoro que se encuentra en el campo de la Santas Escrituras. 

Es la perla preciosa por la cual es preciso sacrificar otras muchas cosas. 

Todavía más, Cristo es la santidad, la santidad sin la cual nadie verá el rostro de Dios. 

Cristo es nuestra redención, nuestro redentor; es nuestro rescate. 

Cristo lo es todo: así pues, el que acepte dejarlo todo por él todo lo encontrará en él. No deis solamente vuestro dinero si queréis seguir a Cristo. Daos vosotros mismos a él.

San Jerónimo


#DoktorMontiel

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