Acerca del amor

Relato # 8:


He comenzado a “publicar” estos relatos sin editar, constituyen una suerte de borrador, de un pequeño libro para mi familia y amigos íntimos en el 2018. No soy un escritor y jamas he tomado un taller de literatura, pero si he leído y vivido bastante. Hoy les compartiré algo sobre el amor. Ya han conocido sobre mis primeros amores: mi abuelita, la escuela, Dios, mi vocación de médico, mis convicciones políticas, el ajedrez, los libros, la música, el servicio a los demás, ya conocen algunas cosas.

Mis primeras novias fueron mujeres que me amaron mucho, yo era un adolescente que estudiaba medicina. No daré detalles sobre ellas porque aun viven y no me han autorizado compartir sobre esta experiencia, pero solo dire tres cosas: 1. Llegué virgen a la universidad y esto solo ocurrió a los 19 años, un poco antes de mi captura por la GN. 2. Anhelaba tener una esposa y una familia y 3. No tenia idea alguna del significado del amor. Ni idea.
Como ya he contado, mi madre era modista y en casa llegaban muchas señoras y señoritas a “medirse” la ropa y no se porque, no les importaba desvestirse delante de mi, de manera que desde muy pequeño tuve el placer de contemplar aspectos de la anatomía femenina. Ademas en casa siempre habían revistas de mujeres, por años leía con detenimiento Vanidades, Cosmopolitan y una revista muy particular llamada “Luz”, que trataba sobre “educación sexual”. 
La mayor parte de mis amigos iban a los prostíbulos, a los cuales siempre tuve terror. Una vez inclusive me pagaron los diez córdobas de la “prestación” como le llama Vargas Llosa, entré a la habitación, la joven se quito su ropa y todo, la vi, le di su dinero y salí huyendo. Esto no era mi imagen del amor o del sexo. Aun tengo en mis neuronas sensoriales el olor a aserrín y creolina, y la música de roconola de los prostíbulos de la época. Esto no era para mi. Yo con una mezcla de ingenuidad y romanticismo creía en el amor y estaba dispuesto a encontrarlo algún día cercano.

Al finalizar la carrera de Medicina fuimos invitados a realizar practicas de salud comunitaria en la Costa Caribe, al inicio rechacé la idea, pero un colega (Edilberto Lacayo) me convenció y nos fuimos un grupo de chavales de diversas carreras de la salud embarcados en el Rama hasta Bluefields y sus comunidades. Un viaje que cambiaría mi vida para siempre. Al llegar nos organizaron en equipos multidisciplinarios y fui enviado a Laguna de Perlas, del grupo solo recuerdo ahora a Jorge Arostegui y la chica que me iba a romper el corazón, mi primer gran amor y actual esposa.
El primer dia empezamos a atender, eran decenas de niños con desnutrición y multiparasitosis. A media mañana se me ocurrió ir a la farmacia a preguntar que tipo de antiparasitarios teníamos disponible, y al caminar por el pasillo, aun no se porque, volví a ver hacia la derecha y vi a la chica mas bella que jamas había contemplado en mis 20 años de vida, ella estaba “sumergida” en su microscopio, pero al pasar frente a ella, desvió por medio segundo su mirada en mi dirección y ocurrió el “flechazo”. Ellla estaba ubicada en un sitio donde había un mueble que solo permitía ver menos de la mitad de su cuerpo, y no me detuve, seguí caminando, ella posiblemente no me observó, pero yo grabé sobre todo su mirada. Y el día siguió su ritmo, trabajando duro hasta las 5 de la tarde. 
Esa noche el grupo planeó “una salidita” a bailar a la disco en Bluefields, pero yo decidí quedarme y ELLA también. Recuerdo que después de cenar y que la “panga” se hubiese ido en medio de la noche, yo que era un tipo introvertido y torpe en ese campo, me acerqué a ella y le ofrecí ayudarle en un proceso respiratorio superior, le busque medicinas, mejoró un poco y empezamos a platicar no se por cuanto tiempo, quizás una de los momentos mas intensos de toda mi vida: le declamé poemas de Neruda, le conté mil quinientas cosas sobre hijos y familia, y le ofrecí matrimonio.
Creó que me vio como loco, pero a partir de esa noche fuimos inseparables.
La ultima noche bailamos sin parar en la fiesta de despedida (mi única fiesta en años de universidad), regresamos juntos en el barco y en el bus de El Rama a León ella se durmió en mi hombro, yo era el “rey del mundo”, y al regresar a León fuimos la “comidilla” de todo el grupo. Rene y Armantina.

Pasaron varios meses para que aceptara ser mi novia, pasaron varios meses para que me diera el primer beso, nos casamos por primera vez en septiembre de 1978, de manera que en 2018 cumpliremos 40 años de complicidad con tres hijas y dos nietas y muchas historias por compartir. Juntos hemos aprendido muchas cosas, entre ellas a perdonarnos, a no discutir por el pasado, aceptarnos como somos, a ser grandes amigos, a compartir con la familia que construimos y a servir juntos en la Pastoral Familiar. Ella fue uno de los instrumentos de mi conversión como adulto y ha sido para mi algo mas que la “ayuda idónea” que nos propone la Palabra. 
He pedido a Dios la gracia de morir antes que ella, soy un cobarde y no deseo estar solo, sin ella a mi lado. Soy un hombre pecador, con muchos defectos, soy como una plantita a la orilla de Ella, un caudaloso río. Armantina me ha enseñado a amar, una hermosa decisión con Dios en el centro de nuestras vidas. Se que soy humano y que nada humano me es ajeno, pero se que ella es como la hermosa canción de Alejandro Sanz, mi amiga, mi novia, mi amante, mi compañera de vida, mi esposa, la madre de mis hijos, la mujer prudente de La Biblia. Con Armantina sigo aprendiendo la tarea mas importante de la vida: Amar.

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