CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (25ª parte)

El algoritmo del miedo

El miedo es una reacción fisiológica ante el peligro. Los Sapiens disponemos de un sistema hipofisiario-hipotalámico-suprarenal, que permite segregar una mayor cantidad de cortisol al torrente sanguíneo, ante una amenaza, real o potencial, activando los mecanismos homeostáticos del sistema nervioso neurovegetativo: aumentan los latidos del corazóny la frecuencia respiratoria, se dilatan los poros y las pupilas, se contraen los musculos, nos disponemos a la batalla. El miedo puede paralizarnos o reaccionar de forma inusitada. El SARS-CoV-2, poco a poco, fue despertando el miedo entre los humanos, miedo a enfermar y morir.

La pandemia más mediática de la historia, “peor que la II segunda guerra mundial”, dijo el primer ministro italiano. Voluntaria o forzadamente, los Sapiens fueron confinados a sus casas, fueron cerradas las fronteras, escuelas o negocios no indispensables, las calles, por primera vez en décadas, quedaron vacías. El miedo se acrecentó por las noticias de los hospitales desbordados en su demanda, se agotaron los respiradores, se enfermaban los médicos y enfermeras. Los cementerios quedaron sin espacios. Las funerarias sin ataúdes. Ciudades como NYC, excavaron fosas comunes. El miedo, como la niebla, se extendió por el planeta.

Paradójicamente, la “histeria” colectiva, el miedo o el pánico, no contribuyen a enfrentar ni ésta ni futuras pandemia. Los primeros en detectarlo y alertarnos, fueron los científicos del oriente: “las pandemias no se combaten con miedo, sino con inteligencia”. El miedo disminuye la capacidad de respuesta de nuestro sistema inmunológico, el primero en librar la batalla contra los agentes patógenos ambientales.

Existen diversos factores que incrementan el miedo o temor “natural” a enfermar y morir: el consumo excesivo de imágenes y noticias sobre enfermos, fallecidos y situación en las salas de urgencia de hospitales; el focalizar nuestra atención únicamente sobre la pandemia estimula el sistema nervioso, y puede llevarnos a taquiqpsiquia (incremento de pensamientos), en su mayoría pensamientos catastróficos o inútiles; lo que incrementa la actividad dopaminérgica, provocando más ansiedad, transtornos del sueño y del estado de ánimo.

Los antropólogos han descrito que el miedo al contagio, nos lleva a desarrollar actitudes conformistas o ser mas tribialistas (sentimiento de pertenencia a un grupo y defensa de hábitos comunes), con juicios morales y actitudes sociales más conservadoras. El pensar que “estamos en riesgo de morir” puede llevarnos a diversas reacciones, desde la desconfianza extrema, rituales obsesivo compulsivos, o construir nuestra propia “bucket list”, cosas por hacer antes de morir.

En todo caso, el más afectado por el miedo, es el sistema inmunitario conductual, es decir el conjunto de respuestas psicológicas inconscientes, que actúan como una primera línea de defensa para reducir nuestro contacto con posibles patógenos. Todos, de una manera u otra, experimentaremos cambios de acuerdo a nuestra experiencia con relación a la enfermedad, amigos o conocidos afectados, enfermos o muertos y la eficacia del sistema de salud, es decir la actuación de las autoridades para manejar la pandemia.

No todos los Sapiens, han comprendido que el antivirus más potente contra el SARS-CoV-2, es nuestro Sistema Inmunitario. Por ello, desarrollar estrategias para disminuir el miedo y fortalecer el sistema inmune son claves para contener la pandemia. Y muy pocos humanos, a pesar de los 4 meses de pandemia, han procurado informarse sobre los fundamentos básicos del enemigo invisible, el virus que produce el COVID 19: un micro organismo de 120 nanómetros, que se “alimenta” de nuestras propias células, para empezar su replicación. La “batalla interior” de interferones, células “natural killer”, macrófagos y linfocitos, requiere de un sistema inmunitario “fortalecido”, por ello la mayor parte de fallecidos, han sido ancianos, personas con enfermedades crónicas y pacientes imnunodeprimidos.

En cualquier caso, el miedo disminuye nuestra capacidad de respuesta. Y ningún titular alarmista, noticias falsas y consumo excesivo de información sobre el Covid 19, mejorará nuestro sistema inmune. Al momento de redactar esta crónica, martes 12 de mayo, se registran 288 mil muertes y 4.2 millones de casos en 187 países. Las anteriores pandemias, han mostrado que a los Sapiens se nos dificulta aprender las lecciones, somos “animales de costumbres” se nos ha dicho, agotamos el papel sanitario sin ningún sentido y se nos dificulta lavarnos las manos de forma adecuada.

La pandemia del VIH/SIDA ha modificado muy poco nuestras prácticas sexuales, la pandemia de sobrepeso y diabetes tipo II, ha modificado poco nuestras prácticas alimentarias. Tendremos que ser optimistas y comprobar si la pandemia del SARS-CoV-2, tendrá un impacto en nuestros sistemas de salud y prácticas de prevención.

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