CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (No 30)

Parafraseando a Camus 

En los días posteriores a la Segunda Guerra Mundial, algunos humanos leyeron un pequeño libro, sobre la pandemia de la peste negra. Setenta y tres años después, este cronista ha pretendido emular a Camus, y escribir, describir, comentar, compartir, transmitir, lo que los Sapiens experimentan en el día a día, al "darse cuenta" que existe la enfermedad y la muerte, dos eternos acompañantes en los siete mil años de existencia de la llamada raza humana.

Hoy ví a una mujer llorar por la muerte de dos vecinas, dos mujeres, la madre y la hija, muertas en una semana. Y la humanidad también llora, por los 5.7 millones de enfermos y los 360,000 fallecidos (hasta ahora).
Nos toca a cada uno, recordar que estamos expuestos, día a día, a enfermar y morir. Muchos dicen, “cuando ocurra en tu familia, entonces vas a darte cuente, lo que está ocurriendo”. 
Esta declaración, suena a advertencia, amenaza, como los niños regañados por la mamá, cuándo desobedecemos. Como adultos en estado distópico, el mensaje central "debería" orientar sobre las estrategias de prevención, una y otra vez, hasta el cansancio.

Por supuesto nadie desea enfermar y morir (salvo psicopatías o conducta suicida), pero desde los cultos suecos rindiendo homenaje a la “responsabilidad ciudadana”, los ricos estadounidenses, apelando a cuarentenas y estados de sitios, hasta los excluídos de América Latina y de la tierra, sujetos a las leyes del azar, viviendo y sobreviviendo con mascarillas artesanales en sus rostros, esperando que el SARS-CoV-2, pase de largo, como la noche de la “pesaj” judía. ¿Qué podemos hacer?

Este cronista ha preguntado a cuánta persona ha encontrado, sobre la pandemia y las reacciones son variadas y diversas: “Mi vida depende de Dios”, dicen algunos. “Yo no salgo a ningún lado” dicen otros. Otros cumplen rigurosos protocolos de prevención y hay quienes han comprado respiradores y tanques de oxígeno. Mucho depende de los recursos económicos y el paradigma existente sobre la vida y la muerte. 
En el país donde he vivido los últimos años han acontecido verdaderas tragedias humanas: guerras, brotes de leptospirosis, dengue hemorrágico, cólera y enfermedades prevenibles de la infancia. Y no he observado cambios dramáticos en los estilos de vida y auto cuido. 

El cronista ha observado que muchos esperan que el “papá estado”, cuasidesmantelado por los modelos neoliberales, se encarguen de la respuesta a los problemas individuales.Es un símil de la búsqueda culpables, ante el duelo global. Alguien debe pagar. Alguna cabeza debe rodar. El enemigo invisible y sus efectos, debe ser asumido por alguien, olvidando que el cuido de mi vida y mi familia, es responsabilidad de cada uno de nosotros. 
Se trata de dos modelos mentales, uno encaminado a ver hacia arriba, observando y evaluando la conducta de las autoridades nacionales y otro, dirigido a proteger mi vida y cuidar de mi salud, con mis recursos y posibilidades en materia de prevención. O una combinación de ambos, una co responsabilidad estado-ciudadanos, una relacion compleja y contradictoria, por los múltiples intereses en juego.

Alguna vez conocí la palabra “governance”, y la palabra “ciudadanía”, dos palabras olvidadas o relegadas. Qué bien le vendría a los humanos subrayar estas palabras, sobre todo ahora que los Estados Virtuales, los poderosos medios de comunicación y el complejo militar industrial, el G8, Palo Alto y similares, se están haciendo cargo del “nuevo mundo”, una vez concluida la fase de alarma de la pandemia.

Hoy la BBC se pregunta ¿porqué reabre EEUU con 100,000 muertes?. Hoy mismo nos enteramos del lanzamiento de la “Crew Dragon” (una nueva era en los viajes especiales, “en tiempos de pandemia). 
CNN nos informa del cantante cristiano que ya no cree en Dios, o del gato desaparecido en la sotana de un sacerdote. Y Fox News, nos habla de “la tragedia de los manteles” para referirse al cierre de milones de restaurantes en el planeta, y del hallazgo del virus en las heces fecales, una nueva forma de transmisión.

La OMS nos alerta de las consecuencias de la interrupción de la vacunación sistemática, debido al Covid19, sobre ochenta millones de niños en riesgo de difteria, sarampión y poliomielitis (enfermedades parcialmente controladas hasta hoy). Y el titular del periódico local sigue sembrando incertidumbre, desconfianza, temor, alarma, sobre una tragedia que cubre 188 países. ¿Y?

Los lectores del 2050, nos verán, como los chicos de hoy ven un video juego, llamado Pandemia: Desorientados, confusos, atribulados, temerosos, desconfiados, tristes. Un macabro juego que tiene en primer lugar a EEUU, Reino Unido, Italia, Francia, España y ahora Brasil. 
Mientras esto se escribe, habrá un médico en cuidados intensivos, un familiar llorando o rezando en la puerta de un hospital, un hombre tomando cerveza en un bar, un científico haciendo ensayos clínicos para obtener la vacuna, una mujer cuidando a sus hijos y algun anciano despidiendose de sus nietos. Hoy puede ser su último día.

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