CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (No 35)

La vida cotidiana de los humanos en tiempos de pandemia


Hasta diciembre del 2019, la vida de los humanos, sobre todo en el llamado tercer mundo, transcurría bajo una aparente normalidad. Los hombres se levantaban temprano a trabajar, las mujeres preparaban a los hijos para ir a la escuela, hacer el desayuno, y los hijos solían tomar un baño, ponerse sus uniformes escolares, comer rápidamente y marcharse a sus respectivos centros educativos. A las 7 u 8 am, las casas quedaban silenciosas, quizás el bebé llorando, o la abuela viendo un poco de televisión, mientras limpiaba la casa o preparaba el almuerzo.


A la 1 de la tarde, los chicos regresaban de la escuela, almorzaban y se retiraban a realizar sus tareas, jugar en sus teléfonos, mientras esperaban la llegada de sus padres. Algunos solían reunirse a cenar a las 6 o 7 de la tarde. Compartían un poco el quehacer del día a día, y cada quien se retiraba a sus vidas. Los adultos veían televisión, leían las noticias o revisaban sus redes sociales. Los niños o adolescentes, descubrían la ultima red social, chateaban con sus amigos, veían alguna serie en "streaming" y entre 10 u 11 de la noche, todos se preparan para dormir.

Los fines de semana, acostumbraban levantarse tarde. Los adultos aprovechaban para disfrutar la intimidad sexual. Por la tarde salían al supermercado a realizar las compras de la semana, la cena familiar se acompañaba de cerveza o tragos de ron, los adolescentes salían con sus novias, y cada quien se acostaba a la hora que les daba la gana, sin poner alarma en sus teléfonos. El domingo podías ir a la iglesia, ir al parque o a a la playa. Hacer lo que más te gustaba. Por la noche, era tiempo de alistar los uniformes, la mochila escolar, se trataba dejar todo listo para un nuevo lunes, una nueva semana, la vida seguía su rumbo.

En marzo, antes del inicio de la primavera, todo cambió. Los telediarios y las redes sociales anunciaban una nueva y letal enfermedad, la palabra Coronavirus se hizo viral.  Las "pics" de China mostraban a personal con ropa tipo NASA, los titulares hablaban de cuarentena, una palabra de la Edad Media y de la peste negra, las personas caminaban al inicio con mascarilla y luego dejaron de caminar. Se hablaba de miles de enfermos y cientos de muertos. En la vieja y culta Europa se anunció la suspensión del futbol, los colegios fueron cerrados, las empresas empezaron a disminuir su ritmo laboral, la circulación vehicular empezó a restringirse, las personas empezaron a comprar alcohol y gel para lavarse las manos.

Los Ministerios de Salud, declararon la alerta sanitaria. Se trataba de un nuevo virus, al parecer la transmisión era directa, a través de las vías respiratorias, y las personas con mayor riesgo eran ancianos y personas con enfermedades crónicas o inmunodeprimidos. Se declaró la distancia social de 1 a 4 metros, el uso de mascarillas, el lavado insistente de manos, fueron elaborados protocolos para entrar o salir de casa, los niños recibirán clases en linea, los empleos serian bajo la modalidad "online", poco a poco se prohibió salir a la calle, salvo compras a la farmacia o al supermercado. 

Algunos gobiernos decretaron el estado de sitio, las fronteras fueron cerradas, los países se paralizaron, con excepción de los servicios sanitarios y los trabajos "indispensables". Fueron cerrado los parques y las iglesias, las playas y los hoteles, el mundo entró en modo confinamiento. Las cifras de enfermos se estimaron en millones, los muertos en cientos de miles.

La vida cotidiana normal desapareció. Los humanos en las calles procurando guardar el mayor distanciamiento posible, gorros, lentes y máscaras cubrieron sus rostros, algunos usaban guantes. El uso del metro y el transporte público disminuyó. Se emitieron permisos especiales para salir a la calle. El silencio empezó a tener voz. Hasta los perros callejeros desaparecieron. El virus 
invisible había cambiado la existencia humana. 

Ciertas parejas dejaron de besarse y hacer el amor. Las cenas familiares y los fines de semana, cuasi desaparecieron. La desconfianza, el miedo, la ansiedad y la depresión llenaron las mentes y las conductas. El Sapiens empezó a buscar culpables, se elaboraron teorías conspirativas, al levantarse cada mañana, la pregunta era ¿Quién había enfermado o muerto?, las redes sociales publicaban cualquier tipo de tratamiento, fueron creados miles de perfiles falsos, para postear lo que cada quien creía o no creía, el mundo dejó de ser coherente, las personas dejaron de ser "políticamente correctas". 

El primer fin de semana de Junio, se anunció que 7 millones de humanos estaban infestados. Y muy probablemente morirían medio millón de personas, antes de terminar el mes. La pandemia hacia estragos en America Latina y pronto se extendería al Africa. Sin inmunidad natural ni vacuna, el planeta reduciría en 6 meses la tasa de personas envejecidas, ancianos, crónicos e inmunodeprimidos. 

La primera parte del plan estaba por cumplirse. Lo nuevos estados digitales disponen de la información de 7 millones de humanos. Se están creando las condiciones para el establecimiento de un nuevo mundo. Esta vez los colonizadores no vendrían en barcos de guerra, ni en carabelas, ni se requerían bombas o misiles de largo alcance. Un virus invisible y un chip en cada dispositivo electrónico eran suficientes.


  


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