CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (No 43)


Una sociedad “delivery” 

La pandemia iniciada con el brote en Wuhan, aún continua al finalizar el mes de junio, acercándose a los 9.5 millones de casos y medio millón de fallecidos, sin que se perciban signos de agotamiento del pequeño y letal SARS-CoV-2, ahora focalizado en el continente americano, especialmente EEUU y Brasil. Ni cuarentenas, ni estados de sitio, ni distanciamiento social, ni uso de mascarillas, lentes y guantes, parecieran detener el avance del nuevo coronavirus, mientras creyentes y ateos, esperan el anuncio y disponibilidad de la vacuna, ya que la inmunidad natural, está aún muy lejos.

 

Se presentan cifras billonarias para el “rescate” de la economía, que ha dejado a su paso, millones de desempleados, ha arrasado con el sector turismo y mantiene a media humanidad trabajando o estudiando en casa. Y el temor a la calle, salir y exponerse al contagio, representan un creciente temor. Nadie sabe donde lo estará esperando el virus, si en la ropa, la bolsa de compras del mercado, las puertas o ventanas, asientos del coche, monedas o billetes, y los humanos se observan unos a otros, algunos totalmente protegidos, y otros todo lo contrario, parece que algunos juegan a la ruleta rusa, mientras una buena proporción cumplen de forma rigurosa las medidas de prevención. 



 

Una modalidad ha empezado a surgir, motivada en parte por la necesidad de sobrevivencia y en otras como una forma efectiva de alejar el riesgo de contagio. Comenzó con un vecino que se ofrecía para realizar las compras de alimentos o medicina a los miembros de la comunidad, a cambio de una propina. Luego se extendió con el dueño de una motocicleta o un auto, que podía a cualquier hora y cualquier día, salir a comprar un six pack de cerveza, porciones de comida china, o cualquier otra diligencia, hasta surgir pequeñas empresas, encargadas del “take away”, es decir, ya no era necesario salir a ninguna parte, además no era permitido por las autoridades sanitarias, no quedaba mas remedio que aperturar el menú “online” y solicitar el envío de lo que cada quien deseara comprar o consumir.

 

La sociedad del s XXI, acostumbrada al Facebook Live, al Tik Tok y al Streaming, incorporaba un nuevo método de vida, el “te lo llevo” o el “te lo traigo”. Confinados en pisos, caseríos, repartos y condominios, dependiendo del dinero disponible, bastaba tomar el móvil y solicitar el pastel de cumpleaños, una botella de gin, pizza, agua embotellada, gas para cocinar, pañales para el bebé o las medicinas para el abuelo sobreviviente.

 

Los médicos privados, empezaron a atender a sus pacientes, usando “Zoom”, una nueva aplicación, donde mediante una video llamada, el facultativo podía escuchar la lista de síntomas, realizar el interrogatorio clínico, y prescribir la receta, y dar las recomendaciones pertinentes al paciente de turno. La sociedad pasaba de la creciente movilidad de un mundo urbanizado, al de modo “delivery”, resolviendo una necesidad y aperturando un nuevo mercado de trabajo a los valientes que recorrían la ciudad de un extremo a otro, llevando y trayendo, lo que las gentes requerían.

 

Poco a poco, nos vamos olvidando de los abrazos y besos (bien para los que optan por el mutismo y mal para los efusivos), de ir al cine, al estadio o al templo. Los cines fueron cambiados por Netflix, los estadios fueron re diseñados como virtuales, donde el Barca o el Madrid se disputan La Liga, sin espectadores en sus majestuosos estadios, y la misa del jueves o domingo, pasó a ser “en línea”, privando a los fieles del sacramento de la confesión y la eucaristía. Un templo optó por el perdón ante el Santísimo, so compromiso del arrepentimiento y confesión real, apenas concluyera la pandemia.

 

Mientras escribo esta crónica reviso las cifras de hoy, en el mapa que minuto a minuto, cuenta los casos y fallecidos, sin detenerse un momento: viernes 26.06.2020, 10 am: 9.643, 999 casos y 490,632 fallecidos. Y el timbre o teléfono suena, se trata del delivery service, y la voz del conductor que lleva el take away solicitado. La sociedad online sigue creciendo, a la par del nuevo COVID19, el mundo no se detiene.

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