CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (No 36)

El hombre, lobo del hombre.


En la escuela, hace muchos años, recibíamos clase de latín y griego, es decir aprendíamos algunas expresiones, prefijos y sufijos derivados de esos clásicos lenguajes, hoy cuasi olvidados por los "millenials" y los nuevos estados digitales. 
Una de esas frases es "homo homini lupus", atribuida a Plauto, comediógrafo latino, citada en su obra "Asinaria" y puesta en escena por Hobbes en "El Leviatán", donde subraya que el estado natural del hombre es una lucha contra su prójimo.

Este cronista, tan humano como cualquiera, ha contado hoy siete millones de casos y 410,000 fallecidos por el SARS-CoV-2, una cifra con subregistro incluido, pero válida para las estadísticas oficiales. 

No tengo idea cuáles serán las emociones de los Sapiens del 2050, pero los de hoy en día, nos hacen suponer que Plauto tenía razón. La cruel y extraña pandemia del COVID 19, debería provocar en la humanidad, actitudes de solidaridad, acciones concertadas, coordinación intersectorial e internacional. Es la hora de levantar una bandera blanca, esgrimir o proponer paz o al menos una tregua en los intereses mezquinos de las potencias y sus líderes, pero ha sido todo lo contrario.

En plena pandemia, la guerra comercial China vs EEUU se ha incrementado, un líder mundial ofreció una cifra millonaria por asesinar a otro líder del llamado tercer mundo; se han incrementado leyes para el bloqueo contra otra nación del sur; los poderosos medios de comunicación y sus aliados publican y diseminan editoriales para justificar los sistemas de salud inequitativos de las grandes potencias y subrayan sin rubor, a los países pequeños que no comulgan con sus intereses.

Y a lo interno de los países  como en el proceso de duelo, la etapa de buscar culpables se ha incrementado. Todas las piedras se lanzan contra el grupo opositor a sus intereses, se crea el pánico, la alarma, la desconfianza, el miedo, se promueven campañas de odio. Se decretan crueles e inhumanos hacinamientos, nuevos ghetos de mayorías enclaustradas, sometidas a estados de sitio, se asesinan personas por ser de raza negra o pensar de forma diferente al estatus quo.

Hasta las iglesias, lugares de consuelo en épocas pasadas, permanecen cerradas, a pesar del clamor de los hombres y mujeres que aún tienen fe en el Dios desconocido, argumentando razones de salud. Los jerarcas escriben comunicados donde animan al descontento de la "gente simple", denuncian violaciones a los derechos humanos, se establecen alianzas con el gran capital, como en las épocas actuales, se celebra el culto de espaldas al pueblo, ahora, a través de una plataforma digital.

Se atribuye al sabio Salomón la frase que al hombre, "le agrada pasarla bien, disfrutar, comer y beber, vanidad de vanidades, lo torcido no se puede enderezar, vanidad y aflicción  de espíritu".

Pareciera que el pesimismo filosófico se ha puesto nuevamente de moda. Este cronista no está seguro de nada. Poco a poco, se van esclareciendo las motivaciones de esta nueva pandemia. El exterminio de ancianos, inmunodeprimidos y crónicos no se detiene. 

El neo nazismo, el nacionalismo blanco, el alejamiento De Dios, el rendirle culto a la tecnología y el poder, levantan sus cabezas en medio de hospitales y cementerios.

Quisiera ser optimista, quisiera tener esperanza. En el fondo de mi ser, aún guardo reservas. Mientras, seguimos contando los nuevos casos y muertos.

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