CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (No 40)

LA VIDA DE LOS NIÑOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA


La actual pandemia del SARS-CoV-2 se acerca al medio millón de fallecidos, afectando a todos los humanos del planeta, y aunque los ancianos, personas inmunodeprimidas y pacientes crónicos, han sido los principales afectados, hoy queremos describir como ha ocurrido la vida de los niños, la futura generación postCOVID19.

La etapa infantil, nos dice Jean Piaget, es el juego, tan relevante como es el trabajo, para los adultos. Todo niño necesita jugar, y casi todo, gira en torno a ellos, como actividades lúdicas, para ello necesita jugar, dibujar, correr, descubrir amigos imaginarios, aprender el ABC de la vida, de mano de sus padres y maestros.

Los niños del siglo XXI, tienen ahora un dispositivo electrónico, donde "juegan", ven dibujos animados en el televisor, y suelen ir a la escuela, en una época donde los padres trabajan fuera de casa, y disponen solo de "tiempos de calidad" para interactuar con sus hijos. Los millenials y todos los nacidos los últimos veinte años, han nacido y crecido, en los nuevos estados digitales, las llamadas "redes sociales". Son los primeros niños, que ya no juegan en la calle, como lo hicimos las generaciones previas, son niños en riesgo, por la pedofilia, la venta de órganos, la prostitución y pornografía infantil, y la creciente urbanización.

Hasta antes de la pandemia, los niños se levantaban para ir a la escuela, por la tarde hacia sus deberes escolares, jugaban con sus dispositivos electrónicos, y por la noche compartían con sus padres. ¿Cómo cambió este escenario con el surgimiento de la pandemia, la suspensión de las clases presenciales y el confinamiento obligatorio?

Obviamente han habido fases, como todos los procesos sociales, al inicio la fase de la alegría, ya no debo levantarme temprano, ya no voy a la escuela, ya tengo más tiempo para jugar. Luego la fase de aprender palabras y habilidades nuevas: las palabras pandemia, COVID19, enfermedad y muerte, entre muchas otros; y las habilidades de lavarse las manos, la higiene personal, las formas de transmisión del nuevo virus, el uso de mascarillas, etc. Y luego la tercera fase, el aburrimiento, la necesidad de interactuar con otros niños, salir a la calle, parques y lugares de distracción infantil.

En esta etapa, ha sido clave el papel de los padres, para desarrollar un programa de actividades lúdicas para estimular y atender a los niños, para evitar el desarrollo de trastornos o problemas previos.


Los especialistas han analizado, que los niños y especialmente las niñas, que han visto interrumpida su educación y están sometidos a las medidas de contención de virus, tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, violencia física o sexual y abandono escolar, algo que tendrá consecuencias aún peores en los países más pobres.

También se ha recomendado, que las instituciones educativas sean sensibles al trauma y se informen, para reconocer que cuando un niño muestra, por ejemplo, poca capacidad de controlar los impulsos o arrebatos de ira, esos de hecho pueden ser síntomas de un niño que tiene una respuesta hiperactiva al estrés debido a la adversidad que ha experimentado. Y que los educadores puedan reconocer ambientes disfuncionales y conectar al niño con servicios familiares seguros, en lugar de seguir con respuestas punitivas o estigmatizantes.

En definitiva se trata de PRESTARLE ATENCIÓN a los niños. Pensar en ellos y atender sus necesidades. Hoy mas que nunca tenemos TIEMPO, para estar con ellos, jugar con ellos, estudiar con ellos, desarrollar dinámicas con ellos, y aprender a explicarles sobre el desarrollo de la pandemia, la importancia de la salud y la prevención, la importancia de la familia y la sociedad.

No exponer a los niños a los telediarios ni al contenido de las redes sociales. Por el contrario, que la pandemia del COVID19, y el confinamiento, sea una gran y quizás única oportunidad, para que el año de la pandemia, sea para los niños un año de vida en familia. Es difícil, pareciera utópico, pero de eso se trata la vida, de perseguir utopias, metas y proyectos para convertirnos en seres humanos con un potencia de auto realización y no simplemente, especies que nacemos, crecemos y morimos.

Es tiempo de contar historias, de recrear la imaginación infantil con el significado de la vida, la familia y aprender cosas nuevas, nuevas habilidades y forjar niños capaces de afrontar los problemas de la vida. Aprovechemos la oportunidad y tomemos en cuenta a los niños, nuestros hijos o nietos. La futura generación. Que crezcan, con una nueva experiencia, para estas y las futuras pandemias de la vida.












  


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