CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (6ª parte)

Una pandemia sin Sistemas de Salud

No habian transcurrido 4 meses desde el llamado “Caso 0”, cuando la primera potencia mundial, los EEUU, encabezaron el mayor número de casos y muertes por la pandemia. Este hecho no puede pasar desapercibido para los expertos en Sistemas de Salud. En 1945 tras la fundacion de la Organización Mundial de la Salud, la salud fue declarada un derecho universal, una declaración que poco a poco ha quedado en eso, unas palabras de un párrafo con buenas intenciones.

Canadá fue uno de los primeros países que habló sobre “calidad de vida” y los “determinantes de la salud”. Entre los círculos académicos se publicaron cientos de artículos científicos sobre la importancia de prevenir las enfermedades y la relevancia de la “construcción de la salud”, centrada en nutrición, estilos de vida, vivienda digna, y acceso a servicios básicos. Sin embargo, la globalización y el dios dinero, pusieron su atención en la salud, como un negocio de compañías privadas y dejar al Estado como un “regulador” de las ganancias de las transnacionales de insumos médicos y fármacos.

Para nadie fue un problema ubicar al continente africano, como el sitio de los “experimentos en seres humanos”, los llamados ensayos clínicos fase III. Para una persona del primer mundo, lo importante era mejorar su expectativa de vida, adquirir lo que quisiera con el dinero y recibir la mejor atención posible al enfermar. Y la prevención, ¿Qué?

El Sistema de Salud fue entendido como una red de hospitales-hoteles, y poseer una tarjeta de seguros privados de salud, para acceder a servicios de última generación. Se dijo que la salud era un gasto y habia que reducir costes. Nadie puso reparos en ello.

Mientras millones de personas mueren por “enfermedades prevenibles” y carencia de servicios básicos (agua, disposición de excretas, vivienda y nutrición), el primer mundo centrada su atención en atender los enfermos por cardiopatía isquémica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; mientras la diarrea, diabetes, Alzlheimer, el cáncer,  la tuberculosis, el SIDA, los partos prematuros y los accidentes, llenaban las estadísticas de mortalidad en pleno s XXI.

El mundo se dividió en dos grupos: países de altos y bajos ingresos. Los primeros debían morir de enfermedades crónicas, los últimos de enfermedades infecciosas o transmisibles. Ese era el destino manifiesto, y así fueron re diseñados los sistemas de salud.

La pandemia ha destruído este paradigma centrado en el mercado y la enfermedad. Aún no hemos terminado de contar los casos y muertes, cuando hemos vuelto la mirada a Hipócrates, a la prevención y a la inteligencia, la promoción y vigilancia de la salud. Por ahora el planeta clama por una vacuna y medicinas para “curar” la enfermedad. Esa es una salida a los efectos, pero no a las causas.


El Dr. Mercola, encabezó una mini revolución en EEUU hace 15 años, cuando declaró que la medicina alternativa, incluyendo la homeopatïa, cambios en la dieta, ejercicios y una adecuada salud mental, eran claves para disminuir los riesgos de enferma y morir.  La medicina “holística” versus la medicina centrada en la enfermedad. Fue demandado por las poderosas corporaciones médicas y tuvo que pagar millones de dólares, pero ha continuado la batalla.

No es el único. La evidencia de la medicina oriental y decenas de científicos de occidente, han centrado su atención en atender las causas (determintes de la salud) y no los efectos (enfermedad y muerte). El público, la población, los “pacientes” y “enfermos”, al margen de esta realidad, suelen demandar medicinas y estudios especializados, enviandos muchas veces sin fundamento científico, con efectos adversos, tan severos como los terapeúticos. ¿Qué pasará cuando termine esta pandemia? El marketing, las redes sociales y los poderosos medios de comunicación seguiran vendiendo una imagen distorsionada de la salud. Es hora que los ciudadanos releamos a Hipócrates y exijamos atención a los determinantes de la salud, prevenir las enfermedades, poner a la salud y a la educación en el centro del “desarrollo humano”. Hay mucho que decir y sobre todo, mucho que hacer. Mientras seguimo contando casos, construyendo hospitales, diseñando respiradores, buscando vacunas y medicinas.

Ya vendrán otras pandemias, para obligarnos a dirigir la mirada al re diseño de los Sistemas Nacionales de Salud. Ojalá y no sea demasiado tarde, y el calentamiento global, acelere la autodestrucción del planeta.

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