CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (9ª parte)

EL DOCTOR GOOGLE


La era de Internet y Wikipedia, ha abierto un nuevo capítulo en la milenaria historia de los Sapiens. Cada quién se autodiganostica y se autoprescribe. Este fenómeno unido al mutismo médico, que suele prescribir una receta, sin dedicar tiempo para informar a su paciente, ha dado lugar al fenómeno mediático del Doctor Google. La pandemia del Covid19, surgida en el Iceberg de las redes sociales ha aumentado este fenómeno. Es una locura el escribir, postear o compartir información, sin ninguna base científica. Todo lo que diga Covid19 es objeto de deseo de los millones de humanos en cuarentena, pegados al smartTV o al smartPhone. Todos somos médicos, salubristas, epidemiólogos, virólogos, infectólogos e intensivistas. Los 15 años de estudios y experiencias de los expertos, han sido sustituidos (en las redes sociales) por los “médicos del teclado”.

Ha contribuido a este fenómeno la poca cultura en el uso de sitios de información especializados, el relativo poco acceso a las revistas científicas, la subcultura del rumor y la pretensión de postear el titular alarmista del periódico, interesado en vender muertes y enfermos.

En las pandemias, el tema del poder es muy importante. Y ante la incertidumbre y el miedo, el mundo vive una crisis de poder. La Organización Mundial de la Salud ha quedado “desnuda”, reducida a comunicados diplomáticos, sin el poder técnico y la autoridad necesaria para liderear el campo sanitario. La clase política, se debate entre el preservar el estatus quo y la gobernabilidad, y la proteccion de los ciudadanos, ante el derrumbe del estado de bienestar y la hegemonía del mercado. Y los ciudadanos, en dependencia de la cultura y el nivel educativo existentes, se limita a ser un simple espectador, donde cada quien decide que hacer para sobrevivir. Los lideres de la pandemia han sido los algoritmos de las redes sociales, utilizadas por no menos de cinco mil millones de usuarios.

Del 1 de enero a mediados de abril, fecha de esta crónica, se han divulgado cientos de estrategias de afrontamiento a la crisis: vacunas, antivirales, medicinas “caseras”, uso de vitaminas, fármacos, rituales de sanción  exorcismos, cuarentenas, distancia social, saludos virtuales, “delivery services”, cierre de fronteras, bonos de desempleo, prorógas a los créditos, envío de trabajadores de “vacaciones”, agorafobias obligatorias, cadenas de oración, suspensión de actividades públicas (con notables excepciones en Suecia y Japón). Incluso los templos, lugares sagrados de oración y adoración han cerrado sus puertas. Aunque pocos tengan la certidumbre de la eficacia de estas medidas.

No se trata solo de agotar el papel para el sanitario (a los que tienen recursos), sino de buscar, cuasi instintivamente una salida a la pandemia. 

Sabemos cuándo inició, nadie sabe cuándo terminará. Y todos nos hemos convertidos, a semejanza de los buscadores de tesoros en la antigüedad, en alquimistas modernos, buscando el mejor plan para prevenir la pandemia o interrogar a los líderes sobre el número de camas o respiradores, cuándo estamos asistiendo a la debacle del primer mundo, lideres en tecnología, pero ineficaces e impotentes para contener la morbilidad y mortalidad del Covid19.

En Etiopía, el limón y el jengibre son tan cotizados como los guantes, el gel antibacterial y el cubrebocas. El alcohol en todas sus presentanciones, desde la cerveza, rones, tequila, vinos, vodka, ginebra y escocés, han registrado ventas record. Otras culturas sugieren mezclar jengibre, cúrcuma, tamarindo y azúcar antes de hervirlos con un poco de agua. Un grupo hindú organizó una fiesta para beber orina de este animal sagrado, bajo la creencia que tiene propiedades antivirales. La milagrosa hoja de coca, el eucalipto y las hierbas se agotan en los mercados bolivianos.

El anís estrellado, la quercetina, el ácido shikímico, el limoneno y el Olsetamivir (Tamiflu), se venden como “pan caliente”. Decenas de miles, estan usando un par de dientes de ajo cada seis u ocho horas, al igual que el Sauco, extractos de Isatis tinctoria, el hongo Ganoderma lucidum, la raíz de Panax ginseng, la fruta Schisandra, la cuculmeca, la uña de gato, un líder de America Latina, recomendó mezclar malhojillo, saúco, jengibre, pimienta negra, limones y miel para atacar al Covid19.

Y la lista se prolongará, tal como las abuelitas nos protegian del “mal de ojo”, o los alquimistas buscaban la fuente de la eterna juventud. Y este cronista cree que les asiste toda la razón. Posiblemente el Sapiens, no se termina de convencer que la higiene es la mejor medida de prevención. Y a pesar de la Inteligencia Artificial, el instinto le hace buscar en la naturaleza el origen y sanación de “la peste”. Ya hoy el planeta contó 2,102 millones de casos y 141,00 muertes. Sin certeza alguna sobre el dia “V”. Pareciera que estamos volviendo a nuestros orígenes.

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