CRÓNICA DE UNA PANDEMIA (8ª parte)

El impacto inicial en la conducta de los Sapiens  

Los seres humanos poseemos dos cerebros, el cognitivo y el emocional, el primero es cuasi exclusivo de los Sapiens, el segundo lo compartimos con el reino animal, se trata del cerebro emocional, el sistema límbico, centro de las emociones, como el miedo, el temor, la incertidumbre, la angustia.

Un texto del S XX llamado “Inteligencia Emocional” de D. Coleman, pemitió el acceso al sistema límbico a millones de lectores, un área dominio de médicos, neurólogos, psicólogos y psiquiatras. 

A pesar de ello, pocos comprenden el poder de este conjunto de estructuras neuronales del cerebro humano: el hipotálamo, la amígdala cerebral y el hipocampo, estrechamente vinculados con el sistema nervioso autónomo; de aquí se derivan las fobias, el terror diurno o nocturno, la ansiedad. 

Visto en una dimensión poco conocida, los Sapiens somos un conjunto de sustancias químicas y redes eléctricas, recubierta de huesos y piel. 

Decenas de neurotransmisores y hormonas, permiten ante un estimulo X, desencadenar actitudes tales como el pánico, temor a enfermar o morir, depresión, ansiedad, control del apetito o el sueño.

Las primeras noticias acerca de la pandemia llegaron a Occidente varias semanas después del inicio del horror. El 19 de febrero, 40,000 aficionados se reunieron en San Siro para el juego Atalanta-Valencia. Una semana despues, el 26 de febrero, 57,335 fans asistieron al Lyon-Juventus (ya ese dia el precio de las mascarillas subia un 600% en las farmacias de Francia). Aún el 11 de marzo, y pese a las advertencias de las autoridades sanitarias, se reunieron 54,000 personas en Anfield para el clasico Liverpool-Atlético. Un poco más de 150,00 Sapiens compartiendo vuelos, besos y abrazos, y posiblemente miles de portadores del Covid 19. La culta Europa priorizaba el espectáculo a la posiblidad de enfermar y morir.

Hay que contextualizar que el Caso “0” reportado en el viejo continente fue el 24 o 25 de enero en Francia, el 27 de enero fue detectado el primer caso en Alemania, el 31 de enero en España, Italia, Rusia, Suecia e Inglaterra.

El 13 de febrero murió en Valencia el primer hombre por Covid19. El 14.02 murió otro en Paris. El 21 de febrero se detectó el primer brote en Milan y no fue, sino hasta el 13 de marzo que la Organización Mundial de la Salud, declaró a Europa como el segundo epicentro del virus (el primero fue Wuhan en China). ¿Cómo entender entonces lo ocurrido en San Siro, Lyon y Liverpool? 

Para el 13 de abril del 2020, 47 paises europeos acumulan 898,334 casos y 77,292 muertes oficiales (hay que decir que el subregistro en los sistemas de salud oscila entre el 10 y el 30%). La enfermedad y la muerte, no estan desvinculadas de la politica y los poderosos intereses macroeconómicos.

El dia de esta crónica, el planeta cuenta con 210 paises infectados en todos los continentes, con 120,00 muertes y casi dos millones de casos. ¿Y cual ha sido la respuesta del Sapiens?

La foto del 22.03 en Japón para celebrar "el día de los cerezos", donde no hay bloqueo de regiones, ni aislamiento obligatorio, a pesar de los 1193 casos confirmados y 43 muertes, muestra un enorme contraste con lo que ocurre en occidente. Para ellos, realizar pruebas y aislar a los casos es la estrategia esencial.

Los investigadores aducen que el miedo al contagio nos lleva a ser más primitivos,  con juicios morales más estrictos y actitudes más coservadoras, formándonos peores primeras impresiones de otras personas si nos sentimos vulnerables a la enfermedad. Se percibe un aumento de xenofobia y racismo, y una polarizacion en nuestras afiliaciones politicas. Podríamos preguntarnos, dicen los expertos, si nuestros pensamientos son realmente el resultado de un razonamiento racional, o si podrían haber sido moldeados por una respuesta antigua que evolucionó milenios antes del descubrimiento de la teoría de los gérmenes. 

Estas y otras interrogantes serán objeto de observación en esta crónica. Aún una proporción importante de la humanidad, sigue sin escuchar a Hipócrates, que “nos abrió los ojos”, sobre el papel de la higiene y la prevención.